Mercado de Abasto: todas son cuentas millonarias

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+ Líderes de comerciantes: manipulación por doquier

La ejecución de uno de los dirigentes populares del Mercado de Abasto, en la capital oaxaqueña, causó conmoción pero, sobre todo, especulaciones. Casi desde el momento en que se supo del homicidio violento de Roberto Mendoza López, comenzaron a correr versiones que vincularon el hecho a motivos políticos, a disputas internas o incluso, a un ajuste de cuentas, al mejor estilo de la mafia o el crimen organizado. Más allá de las teorías a través de las que se pretende “aclarar” el crimen, no está de más echar un vistazo a los obesos intereses, al modo en cómo la autoridad fue totalmente rebasada por la ley del más fuerte, a las redes de protección y a las millonarias cantidades de dinero que todos los días se manejan ahí en el Mercado de Abasto.

Roberto Mendoza López era uno más de los más de 40 líderes que tiene el Mercado de Abasto. Así como en algún momento Marcos Villanueva Serrano fue el máximo manejador de locatarios, vendedores semifijos, ambulantes y grupos de choque, hoy las actividades de la plaza comercial más grande de la entidad —y el manejo político y económico de las mismas— se encuentran perfectamente separadas y delineadas entre los diferentes dirigentes y grupos de vendedores.

En efecto, hace ya un buen tiempo que el otrora liderazgo total de Villanueva Serrano, fue superado dentro de la Central de Abasto. Éste, paulatinamente, comenzó a desarticular, y a ser despojado, de varios de los rubros que manejaba en ese Mercado, para luego dar paso al manejo de los espacios, la protección y las transacciones económicas a otros personajes. Uno de los más importantes es Israel Ramírez Bracamontes. Otro, sin duda, era Mendoza López, e incluso también se cuenta entre ellos a Gonzalo Rodríguez Cortés.

Tal parece que cada uno de ellos buscó diversificarse; pareciera que, incluso, llegaron a establecer ciertos equilibrios y márgenes de respeto para que los agremiados a cada una de las organizaciones tuviera sus propios espacios de trabajo y zonas de influencia. Ello, sin embargo, no significa que con la “masificación” de los dirigentes y las actividades económicas, la manipulación, las afrentas y las cantidades millonarias de dinero dejaran de circular entre los líderes y sus organizaciones. Al contrario.

Marcos Villanueva Serrano conserva aún el manejo de los varios miles de locatarios establecidos dentro y en los alrededores del Mercado de Abasto. Roberto Mendoza López tenía el control casi total de los principales mercados sobre ruedas que se instalaban de manera temporal o intermitente en ese y otros puntos de la ciudad; Israel Ramírez Bracamontes ha sido el manejador principal del comercio de aparatos eléctricos, electrónicos y demás, que popularmente se conoce como “fayuca”. Quienes conocen la Central de Abasto, saben que particularmente este personaje ha buscado la diversificación de sus actividades, a través de la venta de protección a mototaxistas a través de la organización “Lazcar”, bajo la que éstos operan en diversos municipios conurbados a la capital oaxaqueña.

El comercio establecido dentro del Mercado de Abasto alcanza a unos catorce mil locatarios; todos los no establecidos —entre semifijos, ambulantes y demás— alcanzan una cifra de 12 mil en los llamados “días de plaza”; independientemente de las cantidades de dinero que legalmente le cobra el Municipio de Oaxaca de Juárez a cada uno de ellos, éstos entregan, diariamente, cantidades diversas a sus dirigentes para poder mantener sus negociaciones en operación.

LA RUTA DEL DINERO

Dentro del Mercado, aseguran que un comerciante establecido debe pagar a su líder una cuota que oscila entre los 20 y 30 pesos diarios; la cuota que pagan al Municipio por el uso de suelo y servicios, apenas rebasa los 100 pesos mensuales. Igualmente, un comerciante ambulante, o quien tiene un espacio en alguno de los tianguis que se instalan en esa plaza o en algún punto de la ciudad, debe pagar inicialmente por él una cantidad superior a los 30 mil pesos. Evidentemente, ese pago se queda en las arcas del líder de los mercaderes o en la organización que él controla; además, por cada día de trabajo debe pagarle una cuota superior a los 70 pesos. Casi lo mismo que le cobra mensualmente el Ayuntamiento por el mismo concepto.

¿Para qué pagar cuotas todos los días a la organización o al dirigente? Para que éste le provea gestiones ante la autoridad, protección de un posible desalojo o redada —cuando venden productos como contrabando o piratería—; y “seguridad” para no ser molestado por ladrones o extorsionadores mientras realiza sus ventas. De ese modo, se tiene perfectamente controlado un jugoso negocio que se encuentra al margen de toda regulación de la autoridad.

Particularmente, en la Central de Abasto todo es un negocio. Aseguran que diariamente muchos de esos líderes hacen un negocio extra con el dinero que obtienen del manejo de locatarios y vendedores ambulantes. Ese negocio se llama “agio”. En efecto, hay personas que tienen otorgadas “líneas de crédito” ante esos líderes. Esos préstamos les sirven para adquirir los productos que van a vender. Pero el negocio es harto redituable: si a las 5 de la mañana les prestan mil pesos para iniciar sus operaciones, al final del día los acreedores deben devolver la cantidad más altísimos intereses, que a veces llegan a duplicar la suma. En ese tipo de operaciones, circulan entre seis y ocho millones de pesos en préstamos y pagos, todos los días.

De ahí en adelante todo es un negocio: los “diableros”, los baños, los pasillos, el agua potable, la protección contra asaltos y robos a las negociaciones y compradores, los indigentes, el escuadrón de la muerte, los estacionamientos, las banquetas, la prostitución, el narcomenudeo, la piratería, la fayuca… todo. Y, en el manejo de estos millonarios negocios, líderes como Villanueva Serrano, Ramírez Bracamontes, Mendoza y demás, son todo menos la Madre Teresa de Calcuta.

¿CRIMEN POLÍTICO?

Así, es posible que la ejecución de Roberto Mendoza tenga que ver con motivaciones políticas. Pero también es evidente que siguiendo la ruta del dinero —y de los intereses nada confesables que se mueven alrededor de la actividad que éste y otros líderes realizaba— se puede encontrar una explicación lógica y posible de las razones por las que fue ultimado. El Mercado de Abasto es un enorme negocio legal e ilegal por el que todos pelean. Más allá de la satanización o santificación del líder caído, es muy posible que en algo de eso se encuentre la explicación a lo ocurrido.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

http://almargenoaxaca.wordpress.com

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