Sección 22: ¿qué sigue con reforma educativa?

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+ El paro no es opción; incidir en la discusión, sí

 

El estruendo por la detención de varios profesores acusados de tener relación con una banda de secuestradores, momentáneamente desvió la atención del tema principal que inunda la relación magisterio-gobierno, y que es el relativo a qué debe hacerse frente a la reforma constitucional en materia educativa, que en febrero pasado aprobó el Congreso de la Unión y la mayoría de las Legislaturas locales. No se debe perder de vista que mantener el equilibrio en Oaxaca pasa por continuar caminando, gobierno y magisterio, por la ruta de seguir insistiendo en una propuesta viable para la legislación secundaria. Fuera de los radicalismos de uno y otro sector, esa es la única ruta posible.

En efecto, el gobierno federal y el magisterio disidente hasta hoy han actuado en línea natural de defender sus proyectos e intereses. De eso se desprende que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto haya decidido usar todo el poder político del inicio del sexenio para impulsar una reforma educativa de gran calado, sin que ésta pasara por el consenso del magisterio oaxaqueño o de cualquier otra entidad del país. El gobierno federal envió su iniciativa al Congreso sin preguntar a nadie, la cual fue aprobada prácticamente sin cambios por el Poder Legislativo, y respaldada por la mayoría de las legislaturas locales, no por su contenido, sino por no contravenir al Presidente o a su partido.

El magisterio disidente ha venido actuando en esa misma lógica: ellos desde un principio se opusieron al contenido de la reforma educativa, y prácticamente sin conocerlo decidieron combatirlo. De nuevo, los profesores democráticos no le preguntaron a la ciudadanía, a los padres de familia o a los alumnos qué opinaban sobre la nueva legislación en esa materia, y se lanzaron no a proponer, sino simplemente a decir “no” a la reforma educativa, y a tratar de combatirla por la vía de las manifestaciones, del paro de labores, de las calles y de las protestas.

Lo cierto es que hoy las cosas continúan estando tal cual, en medio de un escenario en el que no hay posibilidades de acuerdo. El gobierno federal ha continuado usando su fuerza política para sacar adelante otras iniciativas de reforma constitucional, aunque aún no ha entrado a la confección de la legislación secundaria en materia educativa. Y la disidencia magisterial ha venido protestando aunque en los hechos no ha alcanzado a construir una propuesta real que refleje sus preocupaciones y que al mismo tiempo brinde salidas alternativas, y posibles, al contenido constitucional.

En este sentido, el peor escenario que puede darse es que las posiciones continúen estando distantes como hasta ahora. El gobierno federal tiene la gran ventaja de no contar entre sus adversarios al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que luego de la detención de la profesora Elba Esther Gordillo, se quedó desarticulado y sin un posicionamiento firme respecto a las maniobras del gobierno federal. El SNTE es hoy un aliado silencioso y reducido del gobierno federal. Éste, es cierto, tiene aliados. Pero esos aliados no son todo lo que necesita para poder seguir adelante sin provocar conflictos.

Y es que, ante los hechos, hoy la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE, está tomando el sitio combativo que siempre le regateó el magisterio moderado. Pero lo está haciendo a partir de las posiciones radicales que históricamente lo han caracterizado. La diferencia entre entonces y ahora, radica en que si hoy la CNTE pretende encabezar la disidencia en la reforma educativa debe hacerlo con propuestas e iniciativas viables, y no con marchas. La movilización puede llevarlas a la presión. Pero las propuestas alternativas son las que le darán visión y beneficios de largo alcance a la oposición que encabeza.

En esas condiciones, queda claro que el primer gran reto que tiene el magisterio democrático es asumir esa situación y corregir el rumbo de sus movilizaciones para dar paso a una forma más moderada y civilizada de oponerse. Si no logra nada en las mesas donde se discutirá la legislación secundaria que reglamentará la reforma al artículo tercero, entonces ni con todas las marchas podrá revertir el resultado adverso que le será natural.

 

EL CAMINO DE LAS PROPUESTAS

El único estado de la República que ha presentado una propuesta de legislación secundaria federal en materia educativa, es Oaxaca. Esta iniciativa, que la presentó el gobernador Gabino Cué hace algunas semanas, constituyó un primer intento por aportar algo en el ámbito de las propuestas. Aunque el magisterio de la Sección 22 no se apegó (por un radicalismo) a la propuesta, fueron ellos mismos quienes ayudaron a construirla. Y aunque no le dieron mayor relevancia, lo cierto es que todas las fracciones parlamentarias tanto de la Cámara de Diputados, como del Senado de la República, aplaudieron la propuesta del gobierno oaxaqueño e incluso la calificación como “de avanzada”.

Esa es la única ruta posible. Y es que no se trata de que el magisterio de Oaxaca, o de cualquier otra entidad del país, se adhiera a la propuesta de reforma a la legislación secundaria en materia educativa presentada por el gobierno de Gabino Cué, sino al hecho de que las demás secciones magisteriales, y gobiernos, y todos los involucrados, comiencen a dejar atrás los radicalismos y las posiciones irreconciliables, y comiencen a pensar en lo necesarias que son en estos momentos las propuestas posibles.

De nada va a servir lo que ha ganado el CNTE (reconocimiento del gobierno federal para dialogar, principalmente) si en el momento de las definiciones, no tiene la capacidad para clarificar cuáles son sus necesidades y qué es lo que quiere ver plasmado en la ley. En el sentido contrario: si el gobierno federal realiza su propia reforma a la legislación secundaria e ignora por completo a su disidencia, estará resolviendo un problema legal pero no estará haciendo lo mismo con la disidencia que se creó a partir de la reforma constitucional.

 

ACELERAR EL PASO

El plazo para discutir y aprobar las reformas a la legislación secundaria en materia educativa vence en agosto próximo. Por eso el paso para enunciar las propuestas debe acelerarse y las mismas secciones magisteriales deben comenzar a pensar en dejar las calles e involucrarse en la construcción de sus propuestas, las que sean, para después pedir interlocución y espacios en la construcción de la reforma final. Ese es el único camino posible. Quién sabe si los radicalismos permitan que eso ocurra.

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