Estos son los deseos de Al Margen para el año 2016

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AM FelizAño

+ Cambios sencillos pero muy significativos para todos


Este año que inicia, estos son algunos deseos que ojalá se materialicen, para bien de nuestra sociedad doméstica, y de nuestro país: deseamos que la sociedad asuma el rol protagónico que juega en nuestra democracia; que el gobierno se tome en serio la urgencia de cumplir con las expectativas que generó en los tiempos electorales; deseamos que los partidos que están en vísperas de disputarse el poder en el proceso electoral que está en puerta, traten a la ciudadanía como mayores de edad y no como retrasados mentales; deseamos que haya un compromiso genuino por hacer de Oaxaca un mejor lugar para vivir; que la Sección 22 asuma su nueva realidad, pero que al mismo tiempo las autoridades educativas dejen de lado la idea de que están haciendo un excelente trabajo; es de esperarse que haya una gobernabilidad sostenida por el trabajo eficaz del gobierno, y no sólo por palabrerías que no redundan en nada; deseamos que en cada comunidad, en cada distrito, y en todo el estado, se lleve a cabo en paz todo el proceso electoral, y que el día de los comicios todo ocurra con calma; deseamos que no haya violencia en las comunidades indígenas; que éstas dejen de ser presa de políticos convenencieros y corruptos que sólo quieren servirse de ellas; queremos que en 2016 no haya un solo administrador municipal; queremos que no haya una sola arbitrariedad en los comicios que se desarrollan bajo el sistema de usos y costumbres; deseamos, asimismo, que no haya una sola manifestación de provechos indebidos por parte de quienes han también medrado con el costumbrismo para acendrar cacicazgos y cotos de poder. Deseamos ver a un Congreso del Estado pendiente y activo, capaz de resolver la parte que le corresponde de los múltiples retos que tiene Oaxaca; en 2016 queremos ver ya, por fin, una Ley Estatal de Educación; queremos también un Congreso que deje de ser cómplice de la corrupción, de la opacidad y de la discrecionalidad que lastima y corroe el ejercicio público; deseamos poder ver un Congreso en el que salgan las cuentas del ejercicio de su propio presupuesto, y en el que haya por fin diputados dispuestos a hacer su labor y no sólo a presentar legislativas como si fueran tortillas de máquina para aparentar que cumplen con su trabajo; queremos ver a diputados comprometidos con sus funciones y ya no a líderes camerales, de fracciones parlamentarias y de órganos de representación legislativa que más bien parecen integrantes de una mafia, y no representantes de la ciudadanía ante los poderes públicos; queremos ver a un gobierno estatal haciendo algo de lo mucho que le dijo a la ciudadanía que haría y no ha cumplido; queremos ver a una contraloría estatal persiguiendo de verdad ya no sólo a los corruptos del pasado, sino también a los del presente, y también quisiéramos verla —aunque no ocurrirá— previendo y cerrándole la puerta a la corrupción desde su origen; quisiéramos dejar de ver a funcionarios de alto nivel, estatales, incurriendo en aberrantes conductas tipificadas como conflicto de interés, y seguir tan orondos defendiendo sus intereses desde la arena pública, como si heredarles beneficios fuera un deber de la sociedad por sus “servicios prestados”; quisiéramos ver también un poder judicial comprometido con sus funciones, ejerciéndolas como un órgano de impartición de justicia de avanzada y no como el poder juzgador tercermundista que sigue siendo por su falta de presupuesto, de compromiso y de capacidades; quisiéramos ver a funcionarios judiciales comprometidos con su deber de cumplir con su trabajo más que con la ignominia de la burocracia; quisiéramos ver jueces locales con capacidad de negarse libremente a fungir como jueces de consigna, y no padecer ningún tipo de consecuencia; quisiéramos ver a unos magistrados estatales haciendo algo más que el triste papel que juegan de comparsa del titular del Poder Judicial en turno; aspiramos a ver que haya menos gente inocente en las cárceles, y más culpables de la comisión de delitos tras las rejas; quisiéramos también ver que las organizaciones sociales de verdad bajan a las comunidades los recursos que gestionan ante el gobierno; quisiéramos ver al gobierno auditando de verdad a esa caterva de líderes sociales corruptos que medran con los beneficios para las comunidades pero que las siguen teniendo en la más agobiante pobreza; quisiéramos no seguir viendo que la capital oaxaqueña se llena de marchas, de plantones y de manifestaciones por asuntos que son meros chantajes; quisiéramos ver también el fin de la connivencia entre quienes se oponen al desarrollo del estado y quienes ocupan esa bandera como un chantaje; en 2016 quisiéramos ver un verdadero desarrollo social y humano y no el clientelismo que promueven los funcionarios estatales encargados de esa labor para luego utilizarlo en los procesos electorales; quisiéramos ver que, por fin, hay gente comprometida en los partidos políticos; quisiéramos ver un oficialismo convencido de la actuación del gobernante y con capacidad de defenderlo de todas formas posibles; quisiéramos ver —más allá del proceso electoral, que es una verdadera verborrea sin sentido— a partidos jugando un papel inteligente y capaz como fuerzas de oposición, criticando, señalando y proponiendo alternativas para que le vaya bien a Oaxaca; y quisiéramos ver una sociedad más pujante, menos resignada, más despierta, más dispuesta a exigir los resultados que se le prometieron y por los que votó; quisiéramos ver a una sociedad menos dispuesta a seguir siendo comparsa de lo que los partidos y sus intereses quieren; quisiéramos ver al menos un poco menos de hambre y marginación en los pueblos de Oaxaca; quisiéramos ver más acciones encaminadas a atender a los niños de la calle, a la gente que trabaja en las esquinas o los semáforos porque no tiene una oportunidad digna de trabajo; quisiéramos ver a las instancias encargadas de la función social del gobierno hacer su trabajo para equilibrar las disfuncionalidades que generan a gente que no tiene ni para comer ni una forma digna de vivir o trabajar; quisiéramos ver medicamentos en los hospitales; quisiéramos ver a funcionarios más sensibles a las tareas que le corresponda atender; quisiéramos ver a los oaxaqueños más felices pero también más despiertos y más atentos a su realidad; queremos, como todos, un porvenir de felicidad, de salud, de trabajo. Queremos mucho. Sí. mucho, que quién sabe si se cumpla. Pero más queremos mandarles un fuerte abrazo en estas primeras horas de 2016.

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