En 2018, la estabilidad del régimen en Oaxaca dependerá de la integración del Congreso local

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Una lectura correcta de los escenarios y los retos que traerá aparejados la elección concurrente de 2018 en Oaxaca, debería llevar a todas las fuerzas políticas a centrar sus esfuerzos en la búsqueda de espacios en el Congreso del Estado. Aunque las diputaciones locales parecen desdeñadas frente a las tentaciones de los cargos legislativos federales que estarán en juego, lo cierto es que gran parte de la gobernabilidad y la estabilidad del régimen gobernante quedarán depositadas en el Congreso local. Ahí debe haber atención y pragmatismo, porque el resultado de fondo de un proceso electoral tiene mucho más de fondo que el solo hecho de ganar por ganar.

En efecto, esta será la primera ocasión en la que en Oaxaca se desahoguen simultáneamente comicios locales y federales. En el ámbito federal, en esta elección se definirán los cargos de Presidente de la República, diputaciones federales y senadurías; y en el ámbito local habrá el desahogo de la elección de diputados locales y autoridades municipales. Esto representa un enorme grado de complejidad en la estructuración del proceso electoral en general; pero representa también escenarios muy importantes e interesantes relacionados con la forma en que los grupos políticos buscarán repartirse las grandes porciones de poder que estarán en juego.

En esa lógica, las cuestiones aspiracionales y el crecimiento de los grupos políticos ganará la partida en las definiciones más importantes en las que participarán los grupos más influyentes en las entidades federativas. Por ejemplo, en el caso de Oaxaca, en el caso del PRI en la definición de las candidaturas al Senado se establecerán las prioridades y los proyectos del grupo que gobierna, mientras que en Morena queda claro que su única intención se centra en tratar de afianzar sus posibilidades de triunfo independientemente de los nombres y las personas a quienes impulsan.

De ahí que en el ámbito priista busquen el cargo, por un lado, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva; y por el otro haga lo mismo Raúl Bolaños Cacho Cué. El primero representa la imagen de un político fogueado en la administración pública federal, que está interesado en volver a su entidad para continuar su carrera política; y el segundo representa el cambio generacional impulsado por el Gobernador Alejandro Murat —y muy bien recibido y aceptado por la ciudadanía oaxaqueña—, además de ser el personaje que cuenta con todas las posibilidades de expansión de sus habilidades como político, y todo el respaldo del grupo gobernante estatal, con el que necesariamente tendrá que construir consensos el candidato presidencial priista, para caminar juntos tratando de ganar la elección presidencial.

¿Por qué en Morena no están interesados en los nombres y los proyectos políticos? Porque para ellos queda claro que la única prioridad de 2018 se centra en ganar la elección presidencial. El hecho de que en Oaxaca, Andrés Manuel López Obrador haya impulsado a la cantante Susana Harp, por encima de todos los demás políticos que buscaban la postulación a la cámara alta, sólo refleja que Morena tiene la urgencia de buscar figuras que afiancen votos, independientemente de lo que pase después de la elección.

Es decir, a ellos parece no interesarle el hecho de que hay total incertidumbre sobre qué tipo de senadora podría ser Susana Harp, o de qué forma representaría a su partido, y a Oaxaca, ante los poderes federales. Si eso no les interesa, mucho menos está en el radar de López Obrador haber postulado a una persona en específico al Senado, para construir una imagen y luego perfilarla a la gubernatura del Estado. Por eso, queda claro que el principal interés está centrado en que todos los candidatos le sumen votos al tabasqueño, y que todos le ayuden a una definición a favor en 2018 sin importar lo que ocurra después de dicho momento.

EL CONGRESO LOCAL

En gran medida, es la vanidad la que lleva a algunos personajes a pensar en querer ser candidatos a diputaciones federales. Lo hacen, y lo dicen, por el estatus político que representa una diputación federal, pero no en específico porque tengan proyectos legislativos que ir a cumplir o expectativas de cómo aportarle al país desde la Cámara de Diputados. En la tradición política —más en la priista—, ser diputado federal significa un espacio de privilegio que permite interlocución, acceso a satisfactores y una vida de comodidad en la capital del país. A pocos en realidad les preocupa o les interesa el trabajo legislativo de fondo que podría hacerse desde un espacio como ese.

¿Por qué volver entonces los ojos a las diputaciones locales? Porque si bien es cierto que en el Congreso local hay muchos temas por mejorar, y también que el trabajo legislativo sigue dejando mucho que desear, también es cierto que en ese espacio es donde en gran medida se establecen los márgenes de gobernabilidad que necesita el Gobernador en la cotidianidad para poder desahogar su trabajo y concretar los proyectos que tenga.

El riesgo, en una elección como esta, radica en que al ir juntos los procesos electorales, de forma casi irremediable habrá una inercia que llevará a la victoria al candidato presidencial, también lo hará con los candidatos a cargos menores. Así, si eventualmente en Oaxaca llegara a ganar la elección presidencial Andrés Manuel López Obrador —tal y como ocurrió en 2006 y 2012—, muy seguramente la fuerza de esa elección se llevaría como en aluvión a los candidatos a diputados federales, al Senado, y a las diputaciones locales.

Hasta ahora, ha quedado claro que un Gobernador puede caminar con una bancada mayoritariamente opositora en las cámaras federales, pero no con un Congreso local predominantemente opositor. Los temas que se desahogan en una y otra cámara —y ámbito de gobierno— son totalmente distintos. Por esa razón, tendría que haber mucha atención en la forma en cómo se procesan y definen las candidaturas a las diputaciones locales, ya que éstas tienen la misma importancia y trascendencia que los demás cargos.

Quien vea las candidaturas a diputaciones locales como espacios de relleno o de consolación, no sólo no habrá entendido la trascendencia de que exista una competencia electoral real en ese ámbito, sino que tampoco habrá entendido que ese es un tema prioritario para la gobernabilidad y para la estabilidad de las decisiones que tome, y los proyectos que decida emprender el Gobierno del Estado durante los próximos tres años.

FECHAS PRÓXIMAS

El CEN del PRI estableció que las convocatorias para los cargos legislativos serán emitidas los primeros días de enero. Hasta entonces habrá la mayor cantidad de definiciones. Por el momento, deben estar haciendo cálculos y tomando decisiones milimétricas, dada la relevancia de este proceso electoral que está a punto de desbordarse.

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