“Nevermind”: 30 años de que un aroma, se convirtió en el icono del espíritu adolescente

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Ismael Ortiz Romero Cuevas

El pasado 24 de septiembre, se cumplieron tres décadas del lanzamiento del disco que quizá es el más influyente del último medio siglo: “Nevermind”, la obra maestra del entonces recién aparecido grupo, “Nirvana”. Dos años antes, con la salida de su primer álbum llamado “Bleach”, la banda liderada por Kurt Cobain había tenido un debut impresionante en Reino Unido donde fue todo un suceso, pero no en los Estados Unidos, donde prácticamente se considera a “Nevermind” como el debut a gran escala del grupo. 

Pero, rememorar la historia de “Nevermind” ya está demás, porque todos nos la sabemos al revés y al derecho, gracias a que es considerado el estandarte de la generación X y a que ha sido uno de los álbumes de mayor influencia de la década de los noventa, además de que MTV y un sinfín de revistas especializadas en música se han encargado de contárnosla en diversas ocasiones y de maneras distintas. El significado de este material va mucho más allá de ser un simple disco de doce temas, como apareció de manera original; sino que representa pensamientos e ideas de aquella juventud que evolucionaba hacia la modernidad, treinta años atrás. 

En 1991, Michael Jackson presentaba el que quizá fue su último gran álbum llamado “Dangerous” y Madonna era más identificada con la década pasada, pues aún no lanzaba otros grandes emblemas noventeros como “Erotica” y “Bedtime Stories”, y fue entonces que llegó “Nirvana” con “Nevermind”, un disco que contenía temas con un sonido creado a partir de las influencias de Cobain como el grupo “Pixies”, David Bowie o la banda “Kleenex”, así como el ingenio de Dave Grohl y el talento de Krist Novoselic, que resultaba en música novedosa y en letras que enmarcaban perfecto la rebeldía e inconformidad con la que vivían los adolescentes en esos años. 

El pop no tenía propuestas novedosas y el R&B apenas se abriría mercado, por lo que fue el ‘grunge’ el que pasó de inmediato al gusto joven, representando vanguardia no solo en los gustos musicales de la lozanía moderna de inicios de los noventa, sino en la forma de relacionarse y de imponer sus deseos más allá del bienestar común; es decir, la generación X, logró su apogeo escuchando e inspirándose en “Nirvana” y en sus letras que, más que reflexivas resultaban un grito impetuoso de furia y representaban la necesidad de ser tomados más en serio por una sociedad que por costumbre, solía aislar a los adolescentes e imponerles solo el obedecer y ser políticamente correctos. “Nirvana” con “Nevermind” se convirtió en representante de una nueva forma de pensar, de actuar y de entablar relaciones interpersonales de la juventud; es decir, se convirtió en un emblema de esa generación que estaba llena de dudas y ávida de representar un progreso.

La juventud estadounidense es quien tuvo una mayor influencia de parte de los músicos integrantes de la agrupación, pues el estilo de vida que retrataban y criticaban era el que representaba el norteamericano promedio, pero tampoco podemos negar que fue el sonido que caracterizó a esa generación que buscaba de manera desesperada de pertenecer a algo y de identificarse con alguien. Y esa juventud es la que justamente hizo que el ‘grunge’ dejara los círculos ‘underground’ para colocarlo en las listas de popularidad del mundo. 

El año de su publicación, es decir, en 1991, la crítica especializada no fue nada benévola con “Nevermind” pues algunos de esos especialistas lo encontraron poco novedoso y hasta monótono, con letras llenas de inconformidad, de enojo y “con ideas que expresaban solo personas retraídas”, decían algunas de las más severas. Pero fue el tiempo, como siempre, el que lo colocó en un podio de material de culto, siendo considerado en este momento, uno de los mejores discos de toda la historia de la música y símbolo de una progenie. El fenómeno que sucedió con “Nevermind” y con “Nirvana” en ese tiempo, es algo que no se ha repetido en la industria de la música, pues ese éxito es algo que ni ellos mismos pudieron superar, ya que su siguiente álbum llamado “In Utero” no fue recibido ni por el público ni por la crítica como se esperaba, teniendo ventas muchísimo más modestas en comparación de “Nevermind”. 

Este disco de “Nirvana” se ha adjudicado hasta la fecha, ventas de más de 40 millones de unidades, siendo también uno de los más exitosos de la historia, teniendo además un número importante de relanzamientos y ediciones especiales prácticamente por el motivo que sea. Este disco, es no solo emblemático, sino histórico porque representó evolución, modernidad y tuvo esa fiereza con olor a espíritu adolescente que se aderezaba con esa emblemática portada (por la que hoy hay un pleito legal inverosímil), que pedía a gritos que se les tomara en cuenta. 

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