Carlos R. Aguilar Jiménez.
En la dinámica de miedo apocalíptico, amenazas aterradoras del fin del mundo por calentamiento, agotamiento de recursos, catástrofe ecológica o ambiental y todo lo que se les ocurre a políticos para cobrar impuestos y prohibir, comenzaron con ordenar un día sin auto en CDMX que no ha servido para nada incluida la verificación, excepto por los miles de millones de pesos que ingresan al gobierno, siguiendo con el maltrato a fumadores como leprosos, prohibición de saleros, popotes y ahora: bolsas de plástico y en Oaxaca; recipientes, botes de PET y lo que sigue serán servilletas de papel, muebles de madera porque para hacerlos talan árboles y si no se prohíben el planeta será un inmenso desierto supercalentado, inhabitable apto solo para extremófilos.
Desde este 1 de enero en CDMX de donde los estados copian lo que sirva para cobrar impuestos o fingir interesa el bienestar de la gente, ya no entregaran a clientes para su comodidad bolsas de plástico, obligando a llevar canasto al estilo y usanza del siglo pasado, porque la política nacional no es educar respecto al proceder ambiental ni enseñar ética ecológica en casas o escuelas, sino despóticamente prohibir y tiránicamente sancionar o multar, práctica oficial que genera inmensos recursos a los gobernantes a quienes sabemos no les importa la gente, no les interesa la vida silvestre, sino únicamente todo el dinero que se puedan robar de impuestos, dado que es un hecho que a pesar de lo que dicen respecto a la transparencia, honestidad y políticas anticorrupción, todos sabemos que el requisito fundamental para ser político, es ser corrupto, mentiroso y farsante, porque si fueran honestos, cumplidos y dignos, no serían políticos, así que es incongruente digan que son honestos y les interesa la gente, porque lo que les interesa en verdad es el poder, impunidad y dinero, legislando sin investigar científicamente lo que después prohíben, dado que en su ignorancia respecto de conocimientos químicos, determinan prohibir el Tereftalato de polietileno, politereftalato de etileno, polietilenoterftalato, más conocido por sus siglas en ingles PET, prohibición que fácilmente se puede eludir legalmente, cambiando una o dos moléculas de la sustancia plástica para que tenga otro nombre según su estructura molecular y así poder seguir atendiendo a clientes con bolsas de plástico, no PET, sino PIT o PAT y de esta forma cumplir con la ley y seguir ofreciendo bolsas para llevar lo que se compra, y sin el miedo apocalíptico que por bolsas, popotes, cigarros o humo de coches se va acabar el planeta.
En países con tecnología resuelven los problemas con ciencia, en México queremos solucionarlos con rezos, plegarias o invocaciones, y el gobierno prohibiendo todo sin ningún estudio científico y profesional, porque la ciencia y tecnología es neoliberal y genera productos tóxicos como las bolsas, aunque no digan nada de celulares o llantas de coches..