Adrián Ortiz Romero Cuevas
Es posible que más de un candidato en Oaxaca no se esté tomando las cosas en serio. También puede ser que uno, o varios de ellos, desconozcan las atribuciones que tienen los cargos para los que están contendiendo. Sería aún más grave que, aún a sabiendas de ello, existan contendientes que decidan intentar timar a la ciudadanía con propuestas que, en realidad, pretenden pasar como una auténtica tomadura de pelo. Es el caso de la candidata al Senado por el PRI en Oaxaca María del Carmen Ricárdez Vela, cuya propuesta legislativa —al menos la que ha publicitado— es todo menos lo que puede o debe hacer un legislador, desde su escaño en la cámara alta.
En efecto, Carmelita Ricárdez, a través de un comunicado, ha manifestado lo siguiente: “Ante la urgente necesidad de inversión en infraestructura para impulsar el desarrollo en el estado de Oaxaca, la candidata al Senado por el PRI (sic), Carmelita Ricárdez, ha anunciado su compromiso de impulsar una agenda legislativa enfocada en este tema crucial.”.
Y continúa afirmando lo siguiente: “la candidata al Senado propone abordar las necesidades más urgentes del estado a través de propuestas específicas y prioritarias, destacando los siguientes puntos: 1. Infraestructura Urbana: Se priorizará la modernización y ampliación de servicios básicos como agua potable, alcantarillado y electrificación en zonas urbanas y rurales (…) 2. Educación: Se impulsará la construcción y rehabilitación de escuelas, así como la mejora de la infraestructura educativa… “3. Turismo: Se invertirá en la mejora de la infraestructura turística, incluyendo la restauración de sitios históricos, el mejoramiento de carreteras y la promoción de proyectos ecoturísticos (…) 4. Carreteras: Se priorizará la mejora y construcción de carreteras y caminos rurales…”.
Todo esto parece sacado de un sueño que, más bien, parece una pesadilla. ¿Por qué? Porque de todas esas “propuestas”, ninguna resulta ser atribución de un Senador de la República. Parece que, o Carmelita Ricárdez no tomó clases básicas sobre el funcionamiento del sistema federal, o verdaderamente está intentando tomarle el pelo a los incautos que aún puedan creer que las patrañas que argumenta pueden ser reales como propuestas de campaña.
Pues resulta que un Senador de la República tiene contenidas, expresamente, sus atribuciones en el artículo 76 de la Constitución federal. Dichas facultades están básicamente relacionadas con la defensa de los intereses de las entidades federativas ante la Federación, y ante las potencias extranjeras. Por eso el Senado de la República, como órgano deliberativo, tiene facultades en materias como la ratificación de diversos aspectos de la política exterior, las fuerzas armadas, la integración del gabinete federal, los conflictos entre entidades federativas y, varios, más; pero ninguno relacionado con presupuestos, caminos, infraestructura, educación o turismo, como perniciosamente lo señala la candidata priista Ricárdez Vela.
Tal parece que, o ella quisiera ser candidata a diputada, a gobernadora, o a Presidenta de la República; pero no a Senadora de la República. Por eso mismo, resulta —por decir lo menos— lamentable que intente timar a la ciudadanía con una serie de propuestas que no podrá cumplir, que no estarían dentro de su ámbito de facultades, y que serían más perjudiciales que benéficas si es que quiere ganar la confianza de unos electores que, además, han visto desarrollados la mayoría de los proyectos de infraestructura de las últimas décadas en Oaxaca, durante el presente sexenio.
No queda claro si con esas propuestas quiere ganar un espacio entre la ciudadanía, o simplemente intentar justificar sus magros resultados electorales en propuestas que son algo aún más lejano que los propios llamados a misa.
EPITAFIO
¿En la capital oaxaqueña, se espera una lucha entre Caín y Abel?
Es pregunta.
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