Carlos R. Aguilar Jiménez.
México, como uno de los países clasificado de los más corruptos del mundo, no solo lo es, sino que en consecuencia se está convirtiendo en una fábrica de delincuentes, porque al no haber autoridad que se respete, aplicación de las leyes por jueces, magistrados y policías, quienes trabajan no para hacer justicia, sino en función de intereses políticos, gremiales o al mejor postor, como resultado cualquiera que tenga un poco de dinero de sobra, influencias o no tenga nada que perder, en total impunidad se puede dedicar a delinquir individualmente o ingresar al crimen organizado, porque sabe que jamás nunca será perseguido por la ley enjuiciado, encarcelado o, como sucede en EU con criminales y delincuentes peligrosos, condenado a muerte.
La realidad de México supera la fantasía y las mentes más desquiciadas porque las fábricas de delincuentes son muchas, están en las casas o cuartuchos paupérrimos de muchas colonias marginales, en departamentos o residencias donde los padres jamás se interesan por sus hijos, donde hay niños y jóvenes con casa pero sin hogar, encontrándose también en las escuelas sometidas por la Gestapo 22 donde todo se vale, no hay reglas, todos hacen lo que quieren, donse se puede robar y no sucede nada, se puede engañar y lo mismo, se puede secuestrar, bloquear calles o carreteras, saquear tiendas o camiones de reparto, y todo entre mentiras, trampas y abusos sin consecuencias, lo que excluye como fábricas de delincuentes a los antros y cantinas, donde a diferencia de las familias que son fábricas de delincuentes, se tiene que pagar por el consumo de bebidas, lo que significa que hay una consecuencia, no así en las calles o el mismo gobierno, donde se puede hacer lo que sea en total impunidad. porque en nuestra vida diaria nos damos cuenta que muchos jóvenes y adultos corrompen fácilmente su conciencia moral y son capaces de todo delito con tal de obtener un beneficio, abandonando escrúpulos, fallandole a amigos, recurriendo a la mentira con tal de salirse con la suya y así lograr lo que quieren, tal y como hace el magisterio de oaxaca, conformado por profes que no les importan los niños aprendan a secuestrar, robar, bloquear y llenarse odio y resentimiento social, en vez de dedicarse al estudio para así llegar a ser gente honesta, adultos sanos y funcionales con conciencia moral incorruptibles, individuos a quienes nadie les puede llegar al precio porque su valores éticos no tienen precio, no así todos esos niños y niñas de la calle que sin tener nada que perder su destino inexorable es ser delincuentes, porque desde siempre saben que en México no hay consecuencias viviendo entre fábricas de delincuentes que trabajan 24 horas del día todos los días del año