Carlos R. Aguilar Jiménez.
Fue exactamente hace medio siglo, en 1968, cuando a partir de la agresión realizada por el gobierno contra estudiantes en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, que se acabó progresiva y totalmente para siempre con el principio de autoridad y la aplicación de las leyes, porque luego de haberse condenado y satanizado al presidente de la república responsable de la agresión de aquellos lamentables hechos como: represor, tirano, déspota, arbitrario, cruel y asesino de lesa humanidad, todos los gobernantes que siguieron optaron por lo más fácil y lógico: evitar la aplicación de las leyes y el uso de la fuerza del estado para no ser calificados como represores o abusivos, sabiendo que el 2 de octubre no se olvida, ni aunque hayan transcurrido 50 años.
Hace días fueron humillados integrantes de la Marina Nacional, militares uniformados quienes, no obstante ser soldados entrenados para la guerra, con licencia para matar, expertos en defensa personal, estrategias de lucha y manejo de armas, debieron soportar estoicamente la agresión vil y canalla de un grupo violento de resentidos sociales, de hijos no deseados ni queridos nunca por sus padres, sin autoestima y capaces de todo delito y agresión vil, porque saben que en México lo único que se hace contra los crímenes y agresiones viles, es la condena y señalamiento, el regaño en discursos que se transmiten por tv y nada más, porque, no obstante existen videos donde se observa quienes son los agresores, el mismísimo presidente de la república lo único que hizo fue condenar y, según él indignarse, mientras los agresores se ríen y burlan del ejército,, gobierno, las leyes y hasta de la Marina Nacional, situación que, si hubiera ocurrido en EU o Inglaterra, sería inaceptable por ser contra militares que representan a la nación, no obstante, en México y en especial en Oaxaca, no hay castigo, no existe sanción, pena, escarmiento ni justicia contra delincuentes, así que se pueden bloquear calles, secuestrar negocios, el aeropuerto, terminales de autobuses, robar en casetas de peaje, agredir al Ejército nacional o humillar a la Marina y pisotear a sus soldados, porque lo único que sucederá es una condena institucional, gimoteo oficial y regaño presidencial, pero hasta ahí, porque los gobernantes, desde el presidente hasta el más humilde policía, prefieren la gente linche a delincuentes, que los mal vivientes secuestren la ciudad y cada delincuente o político haga lo que quiera sin aplicar la ley y ser llamado después represor; como sucedió en Oaxaca cuando Ulises Ruiz quiso desalojar los parias de la SS2 del zócalo, siendo reconocido desde entonces, incluso el helicóptero que usó, como represor, así que para que meterse el líos y recibir condena de Derechos Inhumanos, mejor que el gobierno deje que cada quien haga lo que sea si, al final los gobernantes se van de Oaxaca o México, a países donde sí se aplica la ley, tal como lo acaba de demostrar España al destituir a su presidente por tener un equipo de corruptos, que aquí gozan de impunidad, como Gabino y todo su gabinete.