La nostalgia, la generación X y los enojados millenials

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Ismael Ortiz Romero Cuevas


Hace unos días, leía una nota en algún portal español que le habían puesto la película American Pie a un grupo de adolescentes, de esos a los que todos los hoy “señores” les llamamos millenials. A ninguno le gustó la película. Sin excepción, escribían en sus cuentas de Twitter lo sexista, homofóbica, irrespetuosa, asquerosa, básica y estúpida que resulta, y en efecto lo es; sin embargo, muchos aquellos que andamos más allá de los 35 años, vemos hasta con cierta nostalgia esta comedia estrenada en las salas de cine en el lejano 1999. El valor de esta cinta no está en el guión, ni en las actuaciones o en la cinematografía, sino en la nostalgia que representa en todos aquellos quienes nos consideramos generación X; cierto es también, que American Pie está muy lejos de representar al adolescente común latinoamericano o mexicano, al contrario, es tan gringa como McDonalds pero ¡qué demonios!, nos divirtió en su momento, la pasamos bien en el cine y se hizo una saga casi de culto para todos quienes de alguna manera fuimos testigos de la historia de Jim Levenstein (Jason Biggs) y sus amigos. Estamos de acuerdo que en el tiempo actual, American Pie no podría ser estrenada.

Y es que en algo radica que la nostalgia sea tan buen negocio en estos días. La generación X, hoy tenemos un poder adquisitivo y cierta estabilidad económica que quien sabe si lleguen a tener algún día los millenials (cabe destacar que son los hijos de la generación X). Nosotros, como parte de esa generación que también protestó a su manera y que gozamos de ciertas libertades, fuimos educados también en la disciplina, el orden, la responsabilidad, el respeto al trabajo y demás cosas que nos hicieron adultos responsables y que por algo, quizá por nuestra misma rebeldía, no estamos inculcando a la generación millenial. Les hemos acostumbrado a que les resolvemos todo, a que se la pasen enojados, criticando e inconformes, únicamente con el celular o la tableta como único contacto con el exterior. Y mientras nosotros gozamos de una comedia (aclaro, no buena comedia, simplemente comedia) como American Pie porque no nos tomábamos las cosas tan personales, ellos, se sienten vulnerados, pero vamos, es muy raro que un millenial en verdad disfrute de algo como nosotros lo hicimos. YouTube y las redes sociales le quitaron esa emoción de sintonizar todas las tardes MTV y tener listo el VHS para grabar el video de nuestro artista favorito por si acaso lo pasaban.

Ellos nunca sabrán lo que fue escuchar el histórico disco Nevermind de Nirvana el año en que salió al mercado y después, verlo llegar a la cumbre. No sabrán lo que fue tener en nuestras manos el que es considerado el último gran álbum de Michael Jackson: Dangerous. No vieron ser a los New Kids On The Block el fenómeno que fueron y tampoco vieron nacer a súper estrellas que están vigentes hasta hoy como Madonna, Celine Dion o Mariah Carey. No esperaron con ansias el capítulo de Friends, La Niñera, El Príncipe del Rap, Dinosaurios, Le Temes a la Oscuridad, Los Años Maravillosos, Escalofríos o Los Expedientes Secretos X. No saben por qué Los Simpson, son Los Simpson. No vieron tener éxito a Timbiriche, llorar su separación y emocionarse cuando se reencontraron la primera vez. A la generación X nos tocó también ver nacer a Soda Estéreo, Caifanes y luego convertirse en Jauguares, Café Tacuba, Fobia, Héroes del Silencio, Maldita Vecindad y encumbramos a Luis Miguel. Fuimos testigos de la llegada a México de Mecano, Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Olé Olé y Alaska y Dinarama. Hicimos filas por horas para entrar al cine y ver la trilogía de Volver al Futuro, Jurassic Park o Titanic. Y todo eso, se ha convertido en un gran negocio. La aparición de nueva cuenta de los discos en formato de vinilo, habla de que un buen recuerdo, siempre será muy bien pagado. Por cierto, de todos los grupos, artistas o películas que acabo de mencionar, hay versiones de sus materiales en vinil, hay remasterizaciones en CD y en formatos digitales y cintas que han pasado del VHS al Blu Ray y hasta al 4K, porque increíblemente, se siguen vendiendo. Las distribuidoras y disqueras han encontrado en la nostalgia un nicho de mercado interesante y van por nosotros, la generación X que hoy, tiene cierta firmeza económica y que se puede dar el gusto de comprarse su más culposo u orgulloso deseo.

A los millenials, los chicos veinteañeros que no desean ser independientes porque se les ha resuelto todo en casa, no tienen el más mínimo interés en salir a trabajar y ganarse su dinero, por lo que la nostalgia para ellos, quizá sea Maluma y consideren a Shawn Méndez, algo así como el más sobresaliente de los poetas. Pero quizá ellos, no conozcan ese grado de agitación que nos provoca todavía ver la escena de alguna película que vimos en nuestra juventud, o escuchar la primera nota de alguna canción y que nos hace emocionarnos. Al tiempo.

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