Carlos R. Aguilar Jiménez
La violencia y miedo que caracteriza los sentimientos o percepción de los ciudadanos ya no es asunto intimidante únicamente de estados del norte y centro del país, lo es también de Oaxaca donde la inseguridad y violencia en todo momento o lugar da como resultado miedo al caminar por las calles, inquietud por dejar vehículos estacionados y angustia cuando deja uno su casa sola ante la perspectiva del robo o asaltos, entre otros peligros y violencia que generan miedo.
En el transcurso de lo que va del siglo se ha incrementado notablemente la percepción de inseguridad de los oaxaqueños, porque al saber que los delincuentes actúan con total impunidad y no existe posibilidad sean enjuiciados y luego encarcelados, estos roban, asaltan, secuestran y cometen cualquier delito sin preocupación, mientras los policías, lejos de cumplir con su obligación de garantizar la seguridad de ciudadanos para que no sienten miedo, mejor se dedican con violencia y alevosía a detener y asaltar conductores de vehículos, como sucede en el crucero a Tuxtepec y carretera al Istmo, en el Monumento a Juárez donde con una barricada policíaca son intimidados o asaltados los conductores de vehículos con el pretexto de cualquier infracción, mientras los maleantes seguros y sin problema se dedican a cometer delitos y, si acaso llegan a tener miedo mientras delinquen, su percepción es únicamente respecto de los propietarios, porque de los policías no se intimidan porque saben que si los descubren en flagrancia y arrestan, después de detenerlos unos días, luego los liberan al no haber denuncia que prospere, porque ninguna víctima en su sano juicio acude a denunciarlos ante el MP, infames oficinas donde a las víctimas se trata igual o peor que a delincuentes, de manera similar a los agentes de vialidad quienes al detener a cualquier conductor, sin ningún respeto o consideración obligan a bajar del vehículo, mostrar documentos y acatar órdenes intimidantes so pena de arresto, multa y detención del vehículo, comportándose igual que los delincuentes que amenazan, intimidan y roban a sus víctimas, y todo de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe), que es presentada por el INEGI, donde extrapolando, debe incluirse también el miedo que tienen los ciudadanos a la policía y hasta el ejército, porque en sus operativos y barricadas lo que impera es la violencia al detener a ciudadanos, el miedo por lo que suceda y la incertidumbre transformada en terror de que ese miedo sea justificado, porque según datos del INEGI, por ejemplo, en 2012, 14 mil 335 oaxaqueños manifestaron haber sido víctimas de un delito del fuero federal o común; y este año se informó de un incremento con un total de 17 mil 773 personas, y esto sin contar los delitos y abusos de los agentes de SEMOVI que como los antiguos bandidos de Río Frío, desde hace meses asaltan, roban o detienen vehículos y sospechosos en los principales accesos a la ciudad, y después contando el botín en su guarida,, trascienden que es buen “negocio” generar violencia y miedo entre la indefensa población.