Carlos R. Aguilar Jiménez.
Todos los santos y fieles difuntos son las conmemoraciones o celebraciones que realizamos el 1 y 2 de noviembre, recordando pintoresca pero felizmente a los muertos que se pueden recordar así, porque cuando la muerte, el duelo y dolor por la pérdida del ser querido es reciente y aún está presente la melancolía, no es fácil celebrar a la Muerte, ni tampoco a los santos, porque no todos tuvieron el comportamiento respetuoso, moral, ético o digno que se les atribuye, ya que muchos fueron verdaderos y terribles fanáticos quienes tratando de imponer sus creencias o religión cometieron crímenes, delitos, invasiones y todo clase de abusos contra los que consideraban paganos, infieles o herejes, mutilando, torturando, desterrando, expropiando sus bienes, excomulgando o discriminando vergonzosamente, especialmente si eran mujeres u homosexuales.
Todos los santos son las personas que han sido santificadas por el Vaticano, por el Santo Padre una vez que los cardenales deciden la santificación. La expresión “Comunión de los Santos” alude a los muertos bienaventurados y al respecto, en el catolicismo que es la religión que profesa la mayoría de oaxaqueños gracias a la Conquista espiritual española (ya nadie cree en Huitzilopochtli o Tonatiuh) un santo o Santa, como Santo Domingo creador de la Santa Inquisición o Santa Teresa de Jesús, son fieles que han sido canonizados por haber dado pruebas de máximas virtudes cristianas y católicas: fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia y fortaleza en grado extremo y heroico que los llevó a dar la vida, y que además podían realizar milagros o prodigios sobrenaturales. También son santos los niños o santos inocentes de Jerusalén y sus alrededores que según el Santo Mateo fueron asesinados por orden del Rey Herodes inmediatamente después del nacimiento de Jesús, que le había sido anunciado como un Rey, conmemorando el 28 de diciembre. Santo también es el Grial (vaso o copa que utilizó Jesús en la Última Cena y donó a José de Arimatea), y lo más espantoso y horrendo es que también es Santo el Santo Oficio, una de las sagradas congregaciones pontificias establecidas en 1542 para continuar la obra maligna de la Inquisición, que tenía como deber proteger la fe y la moral contra la herejía y la supresión de libros que considera peligrosos.
Directo al purgatorio
Como haya sido, recordemos a nuestros muertos con todo el inmenso cariño que les tuvimos y gocemos también de las tradiciones de todos santos y fieles difuntos, pero también pensemos y reflexionemos que en otros tiempos ––no hace ni dos siglos––, la publicación de un artículo como este o la lectura de su contenido por usted amable lector, me o nos habría llevado directamente a las mazmorras de la Santa Inquisición y después a los santos aparatos de tortura y por último a la santa y divina hoguera donde se purificará mi cuerpo y mi alma sería llevada directamente al averno, desde donde no tendría nunca jamás oportunidad de salir para venir a visitar a los vivos en los días de Muertos y Todos Santos.