Carlos R. Aguilar Jiménez.
¡Sí!, en Oaxaca tenemos en plena cara un ejemplo de corrupción, indolencia o influyentismo, está en pleno zócalo, en el eje del Centro Histórico y es la expropiación de los Portales que le circundan y que se los anexaron, apropiándose los dueños de las cantinas quienes desde finales del siglo pasado, paulatinamente fueron expandiendo su territorio en espacios que no son suyos, bloqueando con mesas, sillas, sombrillas y hasta vallas para que no pase la gente, llegando hasta el límite de lo que sería calle, convirtiendo al zócalo en inmensa cantina, donde además conviven, narcomenudistas, pordioseros, prostitutas, manifestantes, resentidos sociales,“niños tienda”, merolicos y toda una fauna derivada de las cantinas y manipulación política.
Quizá no sea fácil eliminar a quienes pretextando inconformidad social se han apoderado del portal de edificio de gobierno, porque siempre habrá pretextos políticos y corrupción para argumentar resistencia o injusticia, sin embargo, los portales del hotel anexo a Catedral y los del lado este y oeste del zócalo que durante siglos fueron espacio público de esparcimiento donde se podía caminar sin problema e incluso protegerse de inclemencias del tiempo, hoy, por corrupción y abuso son propiedad privada donde se venden bebidas alcohólicas reservada y exclusivamente, porque enfrente de una de esas cantinas fui testigo de la crueldad de unos policías, quienes con lujo de violencia arremetieron contra unos turistas europeos que tomaban cerveza en una banca del zócalo, mientras enfrente a decenas de ebrios nadie cuestiona, ni a los dueños de los bares que corruptamente se apoderaron de portales que son de todos, no de cantineros influyentes. Si la tendencia ahora es terminar con la corrupción, un buen ejemplo de autoridad anticorrupción, don de mando e interés por los ciudadanos, sería rescatar los portales devolviendo al zócalo el aspecto seguro, limpio, ordenado y apacible que tuvo, eliminando el grotesco aspecto que actualmente ofrece, porque si fuera como la Plaza de San Marcos en Venecia o el zócalo de Puebla, donde se puede transitar en sus portales, el zócalo luciría mejor y los mismos oaxaqueños regresaremos al zócalo, que hoy únicamente es para turistas, ebrios, indígenas, resentidos sociales y pordioseros. ¿De qué privilegios gozan quienes despojaron a los oaxaqueños de los portales?. Supongo que solo del influyentismo, siendo esta expropiación ejemplo de corrupción, y argumento de peso para vendedores ambulantes y los que se apropian de banquetas o calles del centro histórico donde instalan sus puestos, quienes se preguntan ¿por qué a pudientes con influencias les permitieron expropiar para uso privado y fines de lucro los portales, y no dejan a vendedores de las calles hacer lo mismo. ¿Por qué a unos sí y a otros no?, la justicia debe ser pareja y si se exige se retiren ambulantes, también que retiren las cantinas de los portales usurpado, o que utilicen solo una sección permitiendo, cómo era el siglo pasado, circulación libre de viandantes. Di no a las drogas, al alcohol y a la ocupación corrupta de los Portales del Zócalo.