Carlos R. Aguilar Jiménez.
Los años pasan e incluso las décadas transcurren y hasta cambiamos siglo, incrementándose exponencialmente el número de habitantes en la ciudad de Oaxaca y aumentando geométricamente la cantidad de vehículos en circulación, sin que proporcionalmente aumenten las vialidades, pasos a desnivel o cualquier otro tipo de camino por donde se desplacen los automóviles, autobuses y camiones de carga, desperdiciando los avances en construcción y casi utilización del Libramiento Norte, que no se utiliza porque los pudientes avecindados de San Felipe no permiten su rehabilitación y libre tránsito, pretextando que se agotará el oxígeno y moriremos asfixiados o el calentamiento global se incrementará hasta evaporarse los mares, si se utiliza el Libramiento.
El ecologismo funciona bien para detener o clausurar obras e infraestructura porque se ha convertido en una religión de fanáticos ambientalistas y fundamentalistas verdes, que quisieran no se hiciera nada y viviéramos como parte del paisaje, pero ese tipo de vida es imposible porque inmersos en la vorágine del avance tecnológico, hasta el ecologista más recalcitrante utiliza computadoras, viaja en automóvil o aviones; tiene teléfono celular y todos los satisfactores que en algún lugar del mundo causaron o no impacto ambiental, así que, según los argumentos de los adinerados ecologistas de San Felipe que no quieren perder su bucólico ambiente, el Libramiento Norte nunca se deberá utilizar, no obstante decenas de miles de vehículos a vuelta de rueda, generando miles de toneladas de humos y perdiendo sus conductores horas útiles a bordo de vehículos, no tienen alternativa, excepto por el sur de la ciudad desde la carretera panamericana, porque no se puede cortar camino, utilizar un atajo al norte, esto es: el Libramiento Norte y, porque los pudientes y acaudalados vecinos de esa zona tienen suficiente influencia y poder político para que los gobernantes eludan el enorme problema de vialidad que se presenta todos los días desde Ixcotel hasta el Fortín, porque no hay opción y lamentablemente, como ejemplo de corrupción primero están los pocos millonarios (en San Felipe viven políticos y gobernantes) que los miles de ciudadanos que en horas picos dilatan hasta una hora para transitar cuatro kilómetros, y no me quejo, únicamente describo el inmenso daño que a la movilidad causa un pretexto ecológico utilizado por los pudientes para que no se utilice el Libramiento Norte, que debiera ser una vía de tránsito y además construirse otro que iniciará por el rumbo de la carretera a Tuxtepec, continuará por las faldas de las montañas y saliera por Viguera desviando todos los vehículos que se mueven de oriente a o poniente o viceversa y hoy forzosamente tienen que atravesar la ciudad por el centro o sur, porque el norte de la ciudad es de los magnates con influencias, dinero y poder para evitar se use el Libramiento Norte y, tienen como cómplice al gobierno estatal perjudicando a millones de oaxaqueños desde el siglo pasado. Eso es corrupción, lo demás son intereses mezquinos ecologistas.