Carlos R. Aguilar Jiménez.
Media poco más de un metro de altura, ya era bípeda, pero aun sabía trepar a los árboles. Había nacido en las sabanas del Plioceno africano y murió en el lago de Hadar aproximadamente a los 20 años de edad. Ya no era un simio, pero todavía no era humana. Tres millones de años después, en 1974, los paleo antropólogos Yves Coppens, Donald Johansson y Maurice Taieb descubrieron su osamenta casi completa. Cuando estudiaban los huesos de nuestro ancestro más antiguo en el linaje humano, los investigadores escuchaban por la radio la canción de los Beatles: “Lucy in the sky with Diamons” comprendiéndose desde entonces que el linaje humano se remonta apenas tres millones de años y la expansión de los homos sapiens a todo el planeta, llegando por fin a lo que ahora es el continente americano pasando a través del estrecho de Bering durante la última glaciación, fue apenas hace 15 mil años más o menos.
Escuche en los medios que alguien dijo que ‘la humanidad tiene 10 mil millones de años de edad’. Sé también que el obispo irlandés James Usher midiendo cronológicamente genealogías bíblicos determinó en el siglo XVII que el origen del mundo ocurrió en el año 2004 antes de Cristo, de la misma forma otros teólogos, sacerdotes y filósofos, incluso actuales, establecían fechas para el origen del universo y la humanidad, no fue sino hasta mediados del siglo XIX cuando gracias a la teoría de la evolución darwiniana y estudios de múltiple control cronológico, bioestratigrafico, magenoestatigrafico y radiométrico, que fue posible datar lo más preciso posible la edad de los fósiles de homínidos encontrados en África, la cuna de la humanidad hace 3 millones de años, y de igual forma la edad de los fósiles de osamentas humanas antiguas encontradas en América que datan apenas de entre 15 y 20 mil años, pero no más porque antes hubiera sido imposible una migración importante al estar en plena acción la glaciación.
Desde que evolucionó la conciencia humana, lo que ocurrió hace aproximadamente 3.5 a 2.5 millones de años, esta se ha visto afectada por la emoción o angustia de saber de donde venimos, a donde probablemente vamos y quienes somos, existiendo desde siempre los que se explican todo religiosa o mágicamente, recurriendo a explicaciones sobrenaturales infantiles, y quienes se explican el origen del universo, el planeta y la humanidad, por medio de la ciencia, siendo estas explicaciones las que se imparten en clases de biología desde la primaria, explicando que no somos ángeles caídos, sino antropoides erguidos y, si alguien cree todavía que el hombre fue hecho de arcilla, insuflado de vida por un ser sobrenatural quien después extrajo una costilla para hacer una mujer, en primer lugar es un individuo misógino, machista y sexista, y en segundo, desconoce absolutamente la teoría de la evolución, las bases de la supervivencia diferencial de los más aptos y la cronología del universo, siendo un buen ejemplo para entender estos tiempos o eras geológicas, el “Calendario Cósmico” de Carl Sagan, que por cierto, sería útil fuera parte de la enseñanza escolar de niños en escuelas primarias y así se evitaría cometieran errores exorbitantes.