Carlos R. Aguilar Jiménez.
No existe ninguna cosa o costumbre que sea para siempre y aunque a la mayoría le gustan las tradiciones, no obstante toda tradición sea una traición al progreso, lo cierto es que en el mundo y las sociedades (excepto la oaxaqueña), todo cambia, se transforma, adapta y evoluciona según las tendencias progresistas, de tal forma que a nivel global no existe ya algo que se mantenga estable, especialmente las nuevas generaciones que nacieron este siglo y, que por no tener aún control político, económico y cultural, tienen que esperar a que los que somos del siglo pasado nos vayamos de este mundo y los dejemos para que cambien la sociedad ultraconservadora de los oaxaqueños, quienes felizmente retozan en el folklore y regodean con sus tradiciones añorando los viejos tiempos.
Alguna ves fuimos niños y nos gustó lo que hacíamos a esa edad, oponiéndonos a lo que hacían los adolescente, después, como adolescentes nos opusimos al mundo de los adultos; ahora, para no perder la costumbre, los adultos nacidos el siglo pasado, se oponen a todo lo que pueden, especialmente si las cosas van contra sus hábitos, costumbres y lo que esté en contra de sus intereses, sin que les importe el bienestar de la mayoría. Se opusieron a la terminal de autobuses ADO, a la construcción de gasolineras, los cuatro carriles del fortín, la velaría del auditorio, la instalación de tiendas departamentales, Mc Donald’s y especialmente la utilización del Libramiento Norte, más lo que se acumule en la línea de negatividad recalcitrante de los oaxaqueños, pero los tiempos cambian y cada generación es responsable de su tiempo, y el de los jóvenes oaxaqueños del siglo XXI es global, no provincial ni cerrado. Así hubo los años 60s, 70s. 80s, y demás décadas hasta los 20s de este siglo en las que hemos vivido cambios tecnológicos y conductuales emocionantes y otros no, pero la invención de computadoras, Netflix, tv satelital, hornos de microondas, memorias digitales y especialmente teléfonos celulares inteligentes (algunos más que sus dueños), incluida la Inteligencia Sintética, asustan o rebasan intelectualmente a la mayoría de adultos modelos 60 hasta 90, porque no son de su tiempo, no nacieron con esos dispositivos y costumbres, así que si los que hoy gobiernan nacidos a mediados del siglo pasado como el presidente y todos sus ancianos colaboradores, como hombres o mujeres de su tiempo, lógico es suponer que poco les interesa el mundo moderno, el de los jóvenes y sus costumbres actuales, porque les es ajeno, así que harán lo que puedan para mantener el país y la sociedad como a ellos les gusta, construyendo una sociedad al estilo de la izquierda comunistoide de los años marxistas, leninistas de los años 70s, así que es cuestión de esperar a que tomen el poder los jóvenes nacidos este siglo y superemos la gerontocracia que gobierna, donde se puede comprobar que para ser viejo existen dos opciones. Se es un viejo sabio… o un viejo necio y, lo que más sucede es que los viejos incluidos los que gobiernan México ahora, son viejos necios nacidos allá en los remotos años 40 y 50 del siglo pasado…Y eso tiene sus consecuencias.