La alta sacerdotisa del soul: entre la vulnerabilidad y el temperamento

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Ismael Ortiz Romero Cuevas

Hablar de Nina Simone, es hablar de cientos de canciones, es hablar de jazz y blues, es hablar de soul y de la influencia que ha ejercido en cantantes, mujeres y hombres, consagrados hoy en día. Hablar de Nina Simone, es detenerse a disfrutar no solo de su ultra versátil voz y su peculiar tono de contralto que, además, adornaba con esas notas jadeantes que definieron su estilo. Es hablar de un pedazo de historia de la música. Es hablar de una leyenda. 

Recuerdo a Nina Simone, porque el pasado 21 de febrero, la llamada “Alta sacerdotisa del soul” habría llegado a los 87 años de seguir viva; una mujer progresista que se atrevió a ser una voz en contra de la segregación de la población afroamericana en los Estados Unidos, cuando esa comunidad era aún humillada y sobajada a niveles vergonzosos. Nina, no solo fue una cantante que marcó una escuela en los géneros del jazz y el blues, se convirtió en una dura crítica hacia las políticas de los derechos humanos en el país donde aún esa comunidad, no podía tener contacto más que de sirvientes aún, con los sajones. 

Fue también una feminista atrevida, luchadora y que no le temblaba la mano en señalar los abusos en contra de las mujeres. Alguna vez, la activista Germaine Greer, afirmó que no solo quienes apoyan el movimiento feminista, sino todas las mujeres debían tener de referencia a la gran Nina, porque “ella es la prueba de que el genio femenino es auténtico”, aseveró. Así, la integrante del llamado ‘black power’ de la década de los cincuentas y sesentas, también fue presa de críticas demoledoras, pues cuando ya contaba con mucho reconocimiento y fama, se decía que la cantante tenía un carácter extremadamente difícil. A veces vulnerable, a veces altanera, a veces diva, a veces odiosa, a veces graciosa; pero siempre grande. Se dice también que ya en sus últimas presentaciones, Simone conectaba con el público de una manera empática y sencilla, contaba anécdotas y se presentaba muy agradable ante ellos. 

Su lucha por el empoderamiento de las mujeres se vio reflejada en sus poderosas interpretaciones de temas como “Four Women”, de 1966, donde presta su voz a cuatro personajes que reflejan el arquetipo que según la moral estadounidense, debían tener las afroamericanas en esos años. Así, una esclava de fuerte espalda que soporta los azotes, una chica producto de una violación, una prostituta y una mujer resentida, toman forma en este tema que ha sido uno de los más elogiados de la pianista, cantante y compositora. 

En esa misma temática, podemos encontrar también el increíble tema “Ain’t Got No, I Got Life” que literalmente dice: “No tengo casa, ni zapatos. Ni dinero, ni estilo. Ni faldas, ni jerseys. No tengo perfume, ni cerveza. No tengo hombre. No tengo madre, ni cultura. No tengo amigos, ni estudios. No tengo amor, ni nombre. No tengo boleto, ni tengo pase. No tengo Dios (…) ¿Qué es lo que tengo?  Tengo mi pelo, mi cabeza. Mi cerebro y mis orejas. Mis ojos y mi nariz. Mi boca y mi sonrisa. Tengo mi lengua y mi barbilla. Mi cuello y mis tetas. Mi corazón y mi alma. Mi espalda y mi sexo. Mis brazos y mis manos. Mis dedos y mis piernas. Mis pies y mi dedo gordo. Mi hígado y mi sangre. Tengo mi vida, tengo mi libertad. Tengo mi vida y la voy a conservar”; todo un himno feminista que sigue enchinando la piel. 

Quizá uno de sus temas más famosos sea “Feeling Good”, del cual en 2005, hizo un cover Michael Bublé. Pero Nina es mucho más que canciones, piano, jazz, soul y blues. Es hablar de movimientos sociales, es hablar de lucha, es hablar de empoderamiento y de protesta inteligente. Así, después del asesinato de Martin Luther King, Simone decidió dejar los Estados Unidos e irse a radicar a Barbados. Y no regresó al país del tío Sam hasta 1978, cuando se le acusó de evasión de impuestos; y sí, lo hizo de manera consciente e intencionada, pues había dejado de pagarlos en protesta por la guerra de Vietman. 

Nina es una inspiración, es una poderosa referencia que es citada por grandes artistas como Diana Ross, Mariah Carey, Alicia Keys, Beyoncé, John Legend o Luther Vandross como su su fuente de plectro y para quien quiera saber más de la legendaria cantante, puede ver en Netflix el documental “What Happened Miss Simone?”, donde se retrata todo el poderío de su personalidad y su extraordinario talento. Porque ella seguirá estando vigente estoy seguro, desde donde esté, estará apoyando siempre a las mujeres en su lucha. A las de todas las naciones, a las de todos los niveles; porque Nina Simone es eterna.

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