Carlos R. Aguilar Jiménez.
Este próximo lunes 9 de febrero en ocasión de la protesta femenil y reproche a la política nacional, para denunciar la extrema violencia que en los últimos años han vivido las mujeres, que en general sucede desde hace dos mil años, fomentada por el cristianismo que las considera seres inferiores e incrementada en los últimos 15 meses por la política de “abrazos, no balazos”, ocurrirá un paro y suspensión de actividades en que casi la mitad de la población femenil que se sume y solidarice con la protesta, paralizaran acciones que normalmente realizan y son de vital importancia para la economía y funciones de este país que cada día vive más acosos, violencia, acorralamientos, violaciones y abusos en total impunidad.
Será simbólica y metafóricamente un día sin las actividades de mujeres en justa protesta al indolente y ocurrente gobierno, manifestando en un día lo que durante dos mil años ha sido una triste realidad: la inactividad de las mujeres reflejada en la falta de utilización, beneficio y aprovechamiento de su talento, intelecto y originalidad, porque a diferencia de países nórdicos, los escandinavos o vikingos, por ejemplo, donde su religión considera en igualdad y equivalencia a las mujeres con los hombres, para el cristianismo, desde que se hizo Religión de Estado en la antigua Roma, la Mujer, al considerarse hecha por Dios de una costilla de Adán para ser sus compañera, quien además en el mito de Eva y la serpiente, se convierte en culpable de los pecados del mundo, iniciando con el pecado capital, ha sido relegada, apartada y olvidada de todas las actividades y prestezas que ha realizado históricamente la humanidad, perdiéndose, disipando, la mitad de cerebros inteligentes y demás habilidades femeninas que, si se hubieran unido con las del Hombre seguramente estaríamos mejor y viviríamos una sociedad menos injusta y corrupta, porque desde que la Diosa Madre, la Madre Naturaleza, la Creadora, Protectora y Productora de Vida se convirtió en Dios, Hombre, y la Diosa Mujer fue dada de baja para imponer un Dios Macho, la vida de las mujeres ha sido de segregación y rechazo y, peor aún en la religión del Islam, para los mahometanos, quienes en extremo consideran a la Mujer un ser no solo inferior, sino vil, porque así lo determina también el otro libro sagrado: el Corán, libros obsoletos y misóginos, como la Biblia, que sustentan ideas inaceptables en el siglo XXI donde el contexto social actual de inclusión, integración y solidaridad conduce a la sociedad a integrar absolutamente a la Mujer en todas las actividades humanas; situación que no es fácil y por la que, como lucharon por conseguir el voto, ahora deben protestar por conseguir que el gobierno en lugar de rifar un avión viejo, se preocupe por la seguridad y dignidad de la Mujer, luchando por defender sus derechos como seres humanos en la perspectiva biológica darwiniana, evolucionista, no los misóginos dogmas religiosos cristianos y las políticas de abrazos a los acosadores y violadores.