Carlos R. Aguilar Jiménez.
No obstante, la creencia popular religiosa sin fundamentos respecto de el origen de la vida y la humanidad que afirma fuimos creados por un capricho divino luego de que un Dios (que, si fuera perfecto, no podría cambiar porque perdería la perfección de inmediato. Lo que cambia no es perfecto, es perfectible), decidiera hacer un Hombre y luego de su costilla a una mujer, lo demostrable es que los actuales seres vivos somos organismos que hemos evolucionado y adaptado de acuerdo a la selección natural, que se rige por la supervivencia diferencial de los más aptos a cambios ambientales, extinguiéndose los que no lo hacen y sobreviviendo, dejando más hijos, los que si, especialmente en esa guerra contra depredadores que quieren comernos y para eso hay que matar, desde los virus más diminutos hasta los grandes animales.
Excedemos toda posibilidad de convivencia sana y en algunas ciudades se vive de forma inhumana, como en CDMX donde casi 30 millones de personas hacinadas interactúan todo el tiempo entre detritus, gases tóxicos, bacterias, gérmenes, olores pestilentes, insectos, fauna nociva y todo tipo de dificultades sociales, económicas y de transporte, en una especie de caldo de cultivo ideal para bacterias y virus, que de no ser por la ciencia, especialmente la medicina, bioquímica, química, farmacología, médicos especialistas, instrumental médico y procedimientos hospitalarios en que se utilizan vacunas, antibióticos, inmunizaciones, anticuerpos, hormonas sintéticas y ahora en el caso de la pandemia del coronavirus: aislamientos, cuarentenas, suspensión de clases y actividades, los virus podrían proliferar libremente y sin control, tal como sucedió en la Antigüedad y Edad Media cuando nadie sabia de microbios patógenos, hasta Louis Pasteur, quien demostró su poder mortífero y venenoso y, también benéfico, así que hoy, cuando sabemos que esta pandemia no se debe a un castigo divino, calentamiento global o corrupción del país, la opción única que tenemos es acatar medidas de prevención, cumplir con protocolos que determinan médicos y evitar el contagio, en la perspectiva que la selección natural, tratará de exterminar a los menos aptos, que si bien ahora podemos defendernos gracias a la medicina científica, siempre existe posibilidad que no, porque así es la vida, la supervivencia diferencial, la evolución de las especies, extinguiéndose unas y proliferando otras, sin que existan juicios de valor de bondad, maldad o castigos, porque la naturaleza ni es buena ni mala, simplemente es, y en la lucha por la supervivencia siempre sobreviven los que se adaptan, tal como sucederá en esta pandemia en la que no nos dejaremos vencer por los virus, porque los médicos y autoridades responsables están haciendo lo que les corresponde para evitar contagios y disminuir la posibilidad de infecciones, en lo que se inventa el antídoto adecuado o vacuna para inmunizarnos, como ya sucedió con decenas de enfermedades antes epidémicas o pandémicas.