Carlos R. Aguilar Jiménez.
En medio de crisis epidemiológica, entre virus mortíferos y bacterias deletéreas, la vida sigue y el universo funciona como debe sin que los seres humanos, igual que las hormigas, tengamos protagonismo en la naturaleza, que ni es buena, ni mala, simplemente ‘es’; sobreviviendo los organismos que se adaptan a los cambios del ambiente, en una lucha por la persistencia determinada por la supervivencia diferencial de los más aptos, en periodos geológicos en que la existencia de especies, como la humana, es intrascendente y, así como vivieron millones de años distintas especies de dinosaurios, todas se extinguieron, igual que sucederá con los humanos, mientras arriba, en el cielo, seguirán sucediendo los fenómenos celestes al margen que sean irreales para animales o importantes para seres pensantes, como los astrónomos o quienes ilusamente dicen cargan de energía en zonas arqueológicas, sucediendo estaciones, equinoccios, solsticios y días ascios.
Hoy 20 de marzo a las 03:50 ocurrió el equinoccio de primavera para quienes vivimos en el hemisferio norte y otoño para quienes viven en el sur, ubicándose el sol en el ecuador celeste, iniciando a partir de esta ubicación en la bóveda celeste el desplazamiento del sol hacia latitudes boreales, incidiendo toda la radiación solar verticalmente y toda su energía generando temperaturas extremas, exceso de calor y evaporación de miles de kilómetros cúbicos de agua del mar, dándose condiciones naturales para la formación de huracanes, por lo que los dos meses posteriores al equinoccio: abril y mayo, serán de calor extremo, sol ardiente, bochorno y proliferación de vida, insectos, gérmenes, VIRUS y todo tipo de vida invisible pero existente, cumpliéndose los cambios estacionales, ciclos de vida y ciclo hidrológico, que esperemos este año luego que el termómetro alcance 40 grados y en el valle 35, comience la temporada de huracanes y haya lluvias abundantes para recargar mantos freáticos, escorrentías, arroyos y ríos, cumpliéndose el ciclo estacional en Oaxaca de lluvias y sequía, mientras el sol seguirá su curso al norte alcanzando el meridiano de Oaxaca, el día ascio, sin sombra, el 8 de mayo, el día más importante y venerado por nuestros antepasados, como está indicado en Monte Alban con la alineación cósmica entre el observatorio, edificio J, P y el horizonte, para indicar el día en que entre calor, el sol llega a bendecirnos, iluminarnos, encendernos y anunciar la temporada de lluvias y con ellas la siembra, rituales y ceremonias de veneración solar. Maña estaremos en equinoccio y, por primera vez en 40 años, las zonas arqueológicas donde llegan místicos y supersticiosos a dizque “cargarse de energía” estarán vacías, de la misma forma que el Observatorio Astronómico Municipal, que debió cancelar “El Festival de Equinoccio de Primavera”, para cumplir con protocolos de salud evitando contagios..