Carlos R. Aguilar Jiménez.
En circunstancias de contingencia, inmersos en una situación de alto riesgo por infección viral mortal, cuando se espera la población se solidarice, proteja mutuamente y responsable procure el bienestar personal y salud de los demás, protegiéndose al no tocarse e incluso no salir de casa, suspendiéndose trabajos y actividades por riesgo de contagio, cuando se supone saldrá el lado humano de las personas, algún comportamiento noble frente a una pandemia que requiere del apoyo, ayuda, protección y solidaridad, de forma infame y cruel, integrantes del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo, CODEP, rompieron una mesa de diálogo con el gobierno y con diversos contingentes bloqueando la ciudad, agrediendo a viajeros y empleados de ADO, sin respeto ni consideración a la gente y las graves circunstancias que vivimos por pandemia, actuando bestial y agresivamente, en momentos en que debe haber respeto, civilidad, orden y autoridad.
CODEP como la mayoría de agrupaciones de gente con resentimiento social, fracasados que no consiguieron triunfar en su vida ya sea en lo académico o negocios ni en nada, envidiosos del éxito de los demás, egoístas y llenos de odio, sin ninguna consideración, igual que taxistas, normalistas, Secta 22, sindicatos de la UABJO, CTM, camioneros y los que se acumulen, si para mal la opción para conseguir sus mezquinos o particulares intereses es bloquear la ciudad, secuestrar oficinas o funcionarios: esto lo han hecho cuando las condiciones de vida son normales y, aunque no se justifica, podría decirse es inofensivo lo que hacen, no obstante, en condiciones de pandemia, cuando se pide aislamiento, tranquilidad, cuarentena y solidaridad social, lo que hicieron el jueves en la noche y ayer líderes de CODEP y brutales sicarios que con palos y violencia bloquearon la ciudad, fue una infamia, unida al gobierno, que en condiciones de excepción, de emergencia, debió aplicar la ley utilizando la fuerza del estado para liberar cruceros., y no lo hizo, porque de rodillas, humillados, los pusilánimes gobernantes prefieren dejar que quien sea cometa cualquier delito o afrenta para evitar los clasifiquen como represores o déspotas, siguiendo la política pusilánime del gobierno federal que afirma mejor abrazos o rezos antes que balazos, y si bien no se esperan balazos, si la aplicación de la ley para restablecer el orden y convivencia en condiciones de excepción, de pandemia, cuando el gobierno debe asumir toda la responsabilidad y autoridad para garantizar seguridad y confianza a la población intimidada por contagios, temerosa de desabasto de víveres, combustibles y hasta de muerte, esperando que los gobernantes hicieran su trabajo y aplicaran la ley a los infames líderes de Codep a quienes que no les importan los demás aun en condiciones de gravedad, privilegiando sus intereses ante un gobierno miedoso al que cualquiera pone de rodillas, incluido los virus y bacterias. En contingencias y condiciones de excepción es cuando no se pueden tolerar abusos ni crueldad.