Carlos R. Aguilar Jiménez.
Por la razón, pretexto, ignorancia o circunstancia atenuante que sea para cada quien respecto de qué hacer o comportamiento tener respecto de la pandemia de Coronavirus, lo cierto es que mientras los científicos no inventen el antiviral, antídoto o vacuna que evite el contagio, haga resistentes o inmunes a infectados o cure a los enfermos, lo cierto es que lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos y demás, es mantenernos aislados y solitarios, evitando la interacción y contacto con personas u objetos donde puede haber virus, porque no sabemos si están o estamos infectados y el virus incuba en nuestro organismo, siendo así solidarios y respetuosos de las instrucciones de médicos para evitar la propagación del mal, no obstante e irresponsablemente, haya quienes sin ninguna consideración, como cómplices del enemigo, traidores de la humanidad, colaboradores de la pandemia, salen a la calle y en multitud se reúnen para lo que sea propagando los virus.
“La vida no vale nada” versa una canción vernácula que dice la verdad de mucha gente que no tiene nada que perder, que se levanta todos los días sabiendo arruinó su vida, que no tiene nada valioso, ni ha hecho ni hará nada importante, que es gente del montón, de los ordinarios, los que nunca tendrán un reconocimiento social y que además, por su analfabetismo funcional, pobres perspectivas y puntos de vista que no llegan más allá de su nariz, se convierten en resentidos sociales, inconformes de la vida y envidiosos del éxito de los demás, comportándose como si la vida no valiera nada, porque no viven felices, sino sobreviven como pueden, lamentando cada día su existencia, así que frente a la pandemia y riesgo de muerte que implica, poco o nada les importa se contagien, enfermen y mueran y, si de paso infectan a otros no les afecta, porque algunos en su ignorancia no son conscientes y otros, aunque entiendan les da gusto hacer daño a los demás, tal y como se comportan los que bloquean calles, secuestran oficinas y con cualquier pretexto perjudican la vida de los demás, como ahora cuando sabiendo pueden infectar a otros, como cómplices de virus, traidores de Lesa Humanidad y colaboradores directos del Covid-19 juntándose o acercándose a la gente ayudan al enemigo, facilitándose se traslade de una persona a otra contaminando más. Se habla de traición a la patria cuando se apoya al enemigo en el caso de guerra, debiéndose entender que en esta pandemia estamos en guerra contra un enemigo implacable e invisible, que ataca directamente pero también utilizando traidores que sin importarles los demás, servirán para trasladarlos de un lugar a otro, de un estado a otro e incluso de un país a otro, porque los virus son enemigos astutos y su ejército es inmenso, capaz de esperar agazapado 14 días para luego entrar en acción y matar o mantenerse horas escondido en cosas u objetos que después alguien tocará y llevará donde el enemigo pueda reproducirse y conspirar.