Otra versión de pandemia

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Iniciando el siglo XXI, viviendo una era de ciencia, racionalismo, objetividad, lucidez y presencia total de la ciencias aplicadas o tecnología en todos los aspectos de la vida, desde telecomunicaciones, transporte, educación en línea y especialmente, salud, sabiendo que la mayoría de enfermedades son causadas por virus y bacterias o por fallos fisiológicos, metabólicos, hormonales y otras deficiencias naturales del organismo, difícilmente a alguien con conocimientos se le ocurriría creer que la gente enferma o muere por castigos celestiales, porque si por ignorancia en el siglo pasado se suponía en sectores menos instruidos, que epidemias como la del cólera o fiebre española eran consecuencia de la ira de Dios, hoy sabemos que las pandemias son fenómenos naturales que se presentan por mutación de virus y bacterias, pero también por falta de higiene, mala alimentación o proliferación de gérmenes en ambientes hacinados debidos a la sobrepoblación.

Si no supiéramos lo que hoy conocen y saben biólogos, virólogos, médicos e investigadores, podríamos creer cualquier fantasía, hasta de un complot internacional, y aunque no a nivel especializado, también los legos sabemos, pero podría haber otra versión de la pandemia de Coronavirus que sería explicada y hasta justificada, según creencias religiosas: “Cuando la Peste Negra devastó la población de Europa en 1347, la gente de la época dijo que el origen de la epidemia se debía a una conjunción de planetas que había ocurrido cuatro años antes. El cálido y húmedo Júpiter había atraído vapores maléficos, que el seco, sobrecalentado y maléfico Marte había inflamado y que se habían visto también afectados por el melancólico Saturno. Estos conflictos planetarios habían generado efluvios cálidos, húmedos y putrefactos del sur, que corrompieron la atmósfera e indujeron una enfermedad congruente en los seres humanos”. Explicando así que Dios había manifestado su descontento a través de los astros, por lo que algunos astrólogos pusieron manos a la obra y calcularon que la siguiente conjunción planetaria sería en 1365 y así seguiría por los siglos de los siglos hasta el 2010. Al respecto, en Oxford, un experto dijo que Dios elegiría esa fecha para matar a los infieles, y que los millones de muertos habían sido consecuencia de un desastre, esto es, una posición desafortunada de astros, de la misma forma que otra versión de la pandemia podría ser, un complot o que Dios nos está castigando por pecadores, corruptos y prevaricadores, pero no, no es así, y difícilmente hoy alguien se creería esta otra versión de la pandemia, incluido un complot, porque todos estamos ciertos que es por causa de un virus casi mortífero, que podemos matar si no salimos de casa mientras esperamos la ciencia desarrolle la vacuna o antídoto que aniquile al virus, como ya hizo con la viruela, poliomielitis, sarampión, tuberculosis y otras enfermedades otrora contagiosas y mortales. Hoy nadie culparía de la pandemia a mujeres, judíos, negros, herejes o quien sea que no le guste a alguien o un grupo, porque conocemos al culpable, el virus Covid-19 y lo vamos a matar antes que nos mate a nosotros, incluidos prevaricadores, sicalípticos y fanáticos de complots.

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