Carlos R. Aguilar Jiménez.
Empresarios, intelectuales, médicos y autoridades de municipios clasificados como de la esperanza, se han pronunciado en contra del Plan de Reactivación anunciado por A.M. porque implica un alto grado de probables contagios de Covid 19 dado que mientras se ha mantenido la cuarentena, aislamiento social y cierta distancia entre personas se ha conseguido tener relativamente baja la posibilidad de infección, pero si se relajan las medidas de distanciamiento entre personas y reinician las actividades, podría haber un rebrote, nuevas y más altas infecciones en los lugares de convivencia social o comercialización a donde acudirían las personas a tratar de recuperar lo perdido durante el encierro voluntario.
Mientras no haya una vacuna que haga el contagio sea inocuo o desarrolle algún tratamiento o medicamentos para sanar luego de la infección, la normalidad no podrá ser y tendremos que vivir una anormalidad, utilizando todo el tiempo cubrebocas al salir a la calle, evitar aglomeraciones, dejar de asistir a actividades que se realicen en lugares cerrados como cines o abiertos en conciertos, estadios y auditorios donde acudan más de 500 personas o menos, porque la incertidumbre y posibilidad de ser contagiado por un solo enfermo asintomático siempre existirá con peligro de muerte y de propagación exponencial, de tal forma que las actividades que hasta marzo realizábamos de manera normal o acostumbrada, se tendrán que modificar y adaptar para que en los sitios y espacios donde acuda cualquiera a realizar actividades se den bajo protocolos y costumbres anormales para la anterior cotidianidad. Obvio, las necesidades de los seres humanos respecto de las pulsiones y deseos determinados por la evolución seguirán siendo los mismos, pero la forma de realizar o cumplirlos será distinto, adaptándonos siempre a las circunstancias, porque Ya lo dijo Darwin: en la lucha por la vida únicamente sobreviven los más aptos, los que se adecuen a las variantes climáticas, ecológicas, mutación de bacterias o virus, en una dinámica de adaptación que desde que existe la vida se ha manifestado, a veces con extinciones aisladas y o con extinciones masivas, eliminando en cada ocasión la lucha por la supervivencia a miles o millones de individuos o a todos, como los dinosaurios o trilobites. Obvio también, a diferencia de las anteriores pandemias que diezmaron o extinguieron a muchas especies, nosotros tenemos la ventaja de tener a la ciencia como una herramienta para encontrar la forma de salvarnos de morir, y eso es justo lo que están haciendo los científicos: buscando la vacuna o medicamento que pronto nos pueda devolver la normalidad, costumbres y naturalidad acostumbrada, mientras tanto todo será anormal.