Carlos R. Aguilar Jiménez.
Por la pandemia de Covid-19 o por las causas o procedencias que sean y busquemos culpar, se perderán en lo que resta de este año un millón de empleos de los que se registran en el IMSS y miles de otros más que no se consignan y corresponden a empleados temporales o transitorios, y a quienes al convertirse en desempleados poco les ha de importar la causa, sino las consecuencias, principalmente a quienes votaron por A.M. esperando mejorías en sus niveles de vida y económicos, y es que a cualquiera: “no importa quien se la hizo, sino quien se la pague”; así somos y, por ejemplo, en toda relación de pareja o amistosa puede cada quien pasarse la vida siendo amable, atento, cordial y generoso, pero será suficiente con un único error o desliz para que todo lo bueno vivido antes, no valga ni signifique nada y, al contrario, como en los casos de matrimonios felices por años, por una equivocación o culpa surgen odios y resentimientos feroces.
Habrá quienes digan que fueron las circunstancias, que fue culpa de los medios, intrigas de neoliberales, complots de capitalistas, el calentamiento global, la corrupción, el agujero de ozono, malas vibras, los extraterrestres o lo que sea para defender a quien debió salvaguardar la economía y PIB, promover la inversión extranjera y energías alternativas, pero así es la vida controlada por ideologías y credos, porque además, como dijo Arthur C. Clark: “Si quieres que Dios se ría de ti, cuéntales tus planes” y efectivamente, quizás sus planes eran positivos, no obstante las circunstancias no ayudaron y, en el mismo sentido Carlos R. Darwin dijo que: “En la lucha por sobrevivir únicamente sobreviven los más aptos” y esto significa que, si no se adapta uno, la sociedad o el gobierno a las cambiantes circunstancias ecológicas o sociales, no se sobrevive y, parece ser que esto ocurrirá al actual gobierno, que al creer que sus planes serían absolutos en su realización, no supuso quedaría mal a un millón de empleados quienes seguramente votaron por Él, incluyendo a familiares de los ahora desempleados. No están resultando las cosas como planeo el gobierno, incluyendo el descubrimiento de mamuts que retrasarán obras del aeropuerto que quizá, tampoco como el de Texcoco se termine este sexenio, así que al margen de lo que prometió en campaña política, frente a evidencias y resultados que estamos viviendo, es altamente probable que al finalizar la pandemia y luego este sexenio presidencial por las causas que sean, el país esté más arruinado que nunca en su historia postcolonial y, la pobreza extrema sea máxima. Esperemos que no sea así y al final estemos mejor que antes, pero no es probable porque repartir la poca o mucha riqueza se convierte en pobreza y, al no haber empresas ni negocios exitosos, no habrá empleos y, al final los ricos serán cada vez más ricos y, los pobres tendrán a quien culpar, arrepentidos o confundidos.