Carlos R. Aguilar Jiménez.
Frente a las circunstancias políticas, sociales y especialmente de salud pública, el gobierno designo como vocero al ahora popular Dr. López-Gatell para que informara, guiara, respondiera y condujera la política nacional respecto de lo que debía y que no debe hacer la población para evitar contagiarse, enfermar y hasta morir, informar de resultados, moderar contingencias y especialmente comunicar a los medios por medio de Conferencias de Prensa del numero de infectados, descartados, enfermos, en terapia intensiva o con respiradores artificiales así como de los hospitales, disponibilidad de camas, la cantidad de muertos y de todo lo que estuviese relacionado con la pandemia de Covid-19, iniciando el Dr. López-Gatell con todas las expectativas y confianza a su favor, presentando lógicamente declaraciones, argumentando estadística y matemáticamente (según él) y expresándose con claridad y amabilidad, hasta que, la realidad lo rebasó y se convirtió en una especie de astrólogo, pitoniso, adivinador o brujo que acomoda a las circunstancias, cambiando su discurso o números cada día y manejando estadísticas que únicamente él conoce; y obvio, sus datos, “otros datos “convirtiéndose en 90 días, de respetable médico en charlatán locuaz al estilo de las pitonisas griegas.
López-Gatell comenzó sus declaraciones dizque científicas en marzo, afirmando que la pandemia alcanzaría su pico más elevado alrededor del 8 de mayo, para decir después que, debido a variables que no consideraron los analistas, incluida la poca respuesta de la gente a quedarse en casa, no fue así y que el aplanado de la curva ascendente sería a principios de junio si las personas no salían a la calle, después a mediados del mes y ahora para fines de julio, o agosto, quizá septiembre o cuando sea, porque el Dr. Gatell creo se rige por signos zodiacales u oráculos al estilo de las pitonisas, siempre según le vaya conviniendo, de la misma forma que sus pronósticos de contagios y fallecimientos, que en un principio serían 8 mil, después, 10, luego quince mil y ya pasamos 25 mil, creciendo al margen y arriba de las profecías de Gatell el número de infectados; siendo así la actitud, comportamiento y augurios de López-Gatell reflejo de lo que es el gobierno. A diferencia de otros países donde la responsabilidad, seriedad y profesionalismo en asuntos relacionados con la salud, de la que en el caso del covid-19 depende la vida de miles de personas, resulta una infamia que el pitoniso Hugo López-Gatell Ramírez siga siendo el responsable, mejor dicho, irresponsable, de informar a los mexicanos respecto de lo que sucede con la pandemia, porque los únicos que le creen son los devotos de A.M. y su equipo, situación que si fuese de política, economía o electoral, no tendría mayor trascendencia, pero se trata de asuntos de salud en los que está en peligro la vida y salud de millones de mexicanos a quienes López-Gatell no debe seguir vacilando o manipulando con especulaciones y utopías 4T.