Carlos R. Aguilar Jiménez.
A diferencia de otros tiempos, de aquellas eras de superstición, magia y religión (que son casi lo mismo), cuando ocurrían desastres, plagas o epidemias y se culpaba a mujeres, judíos, negros o a cualquiera que no les gustara o pareciera extraño para que con su excomunión, quema en hoguera u otros sacrificio se expiaran culpas, terminara la maldición y volviera la normalidad, en estos tiempos, cuando se ha demostrado que no sirven para nada las plegarias, oraciones ni el agua bendita o estampas con imágenes de santos, siendo más útil el gel con alcohol y la sana distancia, se revela y honra la importancia de la ciencia en nuestra vida, porque más allá de lo que cada quien crea o profese religiosamente, lo cierto es que todos estamos convencidos en que pronto los científicos médicos y químicos, tengan lista una vacuna contra el civid-19.
Basándose en hipótesis, razonamiento lógico observación, estadística, experimentación, pruebas, ensayo y error y todo lo que implica el Método Científico, los investigadores médicos han logrado en tiempo récord inventar una vacuna que nos inmunice, porque a diferencia de otros tiempos, cuando no se contaba con los recursos científicos actuales, hasta aceleradores de partículas para estudiar la materia intima de moléculas y átomos, de instrumentos electrónicos para estudiar el ADN de virus, la estructura de células, el metabolismo, fisiología y anatomía de seres vivos, además de programas de informática y simulación con computadoras, en estos tiempos de emergencia sanitaria y económica, los laboratorios biológicos y empresas farmacéuticas tienen listas ya varias vacunas que han demostrado científicamente tener una efectividad de hasta 95 por ciento, que es óptimamente aceptable dado el 100 por ciento es imposible debido a que existen siempre variables y circunstancias que impiden lo absoluto, así que con un margen de riesgo muy bajo a principios del año próximo estará disponible la vacuna para inmunizar a cerca de 8 mil millones de habitantes donde en cada país se requerirá de una estrategia, esquemas y logística de vacunación asequible y equitativa que deberá tener preparados recursos económicos, humanos y médicos para inmunizar, primero a sectores de mayor riesgo y progresivamente a todos, demostrándose así, pero ahora de una forma trascendente por tratarse de asuntos de vida o muerte, la importancia del conocimiento científico para la solución de problemas, dado que si bien las peregrinaciones al santuario de cualquier virgen, pedimentos a santos, rogativas a sacerdotes, sacrificios piadosos y castigos corporales pueden aliviar la pena y sufrimiento de creyentes, lo cierto es que cuando se trata de algo que afecta o puede matar a millones, la única opción real que tenemos es la ciencia, la utilización de una vacuna o medicamento, porque todo lo demás son anécdotas, cuentos y fábulas medievales que en pleno siglo XXI han mostrado su inoperancia. Alabada sea la ciencia, los médicos y virólogos que el año próximo vacunando a todos harán termine esta pesadilla.