Carlos R. Aguilar Jiménez.
‘Diez de los países más desarrollados del mundo están acaparando vacunas mientras casi cien no tienen ni una’, dijo el presidente hace días al calificar como un florero a la Organización de las Naciones Unidades (ONU), que dijo, no sirve para nada porque no influye para que las naciones más pobres tengan vacunas para su población porque, ––según su ideología comunistoide––, son acaparadas por los ricos, pero exactamente hace lo mismo el gobierno federal que maneja la distribución de vacunas exclusivamente para CDMX y Estado de México, porque a diario se ve en los noticieros que vacunan adultos mayores en Ecatepec, Neza, Iztapalapa y demás alcaldías del valle de México, mientras en Oaxaca de Juárez y demás estados y municipios del país no llega ninguna vacuna, vacunando además exclusivamente en la capital del país a quienes hagan fila y esperen hasta 12 horas, resultando así que para nada sirvió el registro que se hizo en internet donde se decía darían cita para recibir la vacuna.
Acaparar es cuando se tiene completo un esquema y cumplido primero con requisitos de abasto y después no se proporciona, provee o vende el producto en tema de acaparamiento, como se puede hacer con el agua, combustibles, alimentos, medicamentos o vacunas en tiempos de escasez, pero únicamente después que los fabricantes o productores satisficieron sus necesidades, lo que significa que primero le doy a mis familiares, amigos, compatriotas y después a los demás, en el caso de la vacuna contra el covid, a los países que nunca se interesaron en formar investigadores biomédicos, inventar y desarrollar equipos e instrumentos para la investigación médica, que nunca gastaron un peso para cooperar con los trabajos que realizaban los países que inventaron la vacuna, que jamás se interesaron en apoyar la ciencia de su propio país, desmantelando sistemas de salud pública y eliminando subsidios a instituciones culturales y científicas, sustentando el argumento que descalifica a la ONU, institución noble y respetable, y la califica como florero dentro de la mentalidad e ideología del comunismo, que exige se expropien sus bienes a los capitalistas o neoliberales, antes burgueses y explotadores, para que se les de a los pobres. Primero los pobres dice el gobierno, porque son la inmensa mayoría de mexicanos que probablemente votaran por el partido oficial para que continúe otros tres años la autocracia federal donde los levanta dedos de Morena, ni una coma o tilde cambian a las ocurrencias decimonónicas del presidente, que en su dinámica descalificadora de todo lo que se hizo en el pasado, bien o mal, ahora le toco turno a la ONU-FLORERO, quizá después a la Cruz Roja o bomberos, porque presidencia siempre tendrá otros datos, que no corresponden con el INEGI, la Fiscalía de la Nación y los informes de datos que proporcionan las ONG y grupos o periodistas que aún no han sido sometidos por el gobierno como Chumel Torres, Brozo y los que califica el gobierno como adversarios, conservadores, barriles sin fondo, anillo al dedo o floreros.