Carlos R. Aguilar Jiménez.
“Hay se va, como sea, Me vale, luego lo arreglo, Mañana se lo entregó, En un ratito está, Ya Dios Dirá, A mí me ordenaron hacerlo”: son algunas de las variopintas expresiones y evasivas más acostumbradas en el comportamiento de la mayoría de mexicanos a la hora de realizar un trabajo o cumplir con una obligación pactada e incluso contratada, porque la desidia, indolencia y falta de compromiso es una conducta que se tolera abiertamente, en lugar de condenarse, comenzando con la impuntualidad de la inmensa mayoría que jamás nunca llega a las citas o fiestas a la hora acordada, sino a la hora que a cada quien se le antoja, por lo que hablar de responsabilidad, puntualidad y compromiso entre mexicanos es casi imposible y, menos entre gobiernos y políticos (acostumbrados siempre a mentir) quienes sabiendo que su puesto es efímero, tratan con imposturas, simulaciones y fingimientos todo lo que hacen, lamentablemente también en obras e infraestructuras de alto riesgo, ocurriendo en algunos casos tragedias como la de la Línea 12 del Metro donde hubo muertos.
Luego de análisis estructurales realizados por expertos noruegos de la empresa DMV encargados por gobierno de CDMX, se revelan según el peritaje, deficiencias estructurales en la construcción de la Línea 12 del Metro que determinó el colapso de un tramo de la línea elevada fue provocado por una falla estructural asociada al menos a seis deficiencias en el proceso de construcción de la obra, lo que significa que el hoy canciller Marcelo Ebrard cuando construyó la línea, independientemente de otras fallas que dilataron su inauguración, lo que más le urgía era concluirá y ponerla en servicio como fuera para quedar bien política y socialmente en ese momento, apresurando procedimientos, alterando fórmulas, manipulando sistemas y utilizando malos materiales o menos de lo que determinaban los planos y esquemas, desde luego, no él directamente, pero sí por sus órdenes y urgencia, tal y como se ha demostrado hoy, por ejemplo, en el número de remaches y pernos de trabes y estructuras, lo que significa que, si en ese tramo existen esas deficiencias, lógicamente, deben estar en toda la línea, porque al hoy canciller Marcelo le urgía que la obra se concluyera e inaugurara cuando ordenaba para abonar su reputación y carrera política, hasta que la línea se derrumbó, lo que no exime tampoco de responsabilidad y culpa a los siguientes gobernantes de CDMX hasta la actual Claudia, por omisión y desdén, dado que es un hecho que el Metro es un desastre, es inhumano, inseguro y maloliente, un transporte pésimo que ahora sabemos es peligroso en toda la línea 12, dado que aunque vuelvan a ponerlo en servicio, las deficiencias no se ven y podría volver a ocurrir otra tragedia mortal, pero ahí se va, no hay responsabilidad ni culpa de nadie, son cosas de la vida, Ya Dios o AMLO Dirá, Al ratito lo compongo, dele una chaineada maistro, Como sea, Me vale, al fin que no es una tragedia, fue simplemente un Incidente.