Carlos R. Aguilar Jiménez.
Inmersos en la tercera ola de la pandemia de Covid-19, son ahora los menores de 40 años; quienes en proporción al resto de la población son mayoría, son mucho más adultos jóvenes hasta niños que adultos mayores, y así también el índice de morbilidad respecto de los sexalescentes (así se denomina a quienes, comenzando los 60 años reúnen características que no responden a patrones que se consideran de vejez. Se vive como una segunda “juventud”). Y si bien los adultos mayores que hemos sobrevivido y estamos vacunados podemos asegurar moriremos de cualquier otra causa, pero no de Coronavirus, porque adquirimos inmunización con la vacuna, los jóvenes no, y cómo los adolescentes se creen inmortales, crece en Oaxaca la movilidad pese a muertes y contagios.
La irresponsabilidad contagia y mata a más oaxaqueños. Ya pesar del acelerado aumento de nuevos casos de Covid-19, hospitalizaciones y fallecimientos, miles de personas jóvenes y turistas se pasean por las calles de la ciudad de manera irresponsable, sin el menor temor a enfermar, siendo la irresponsabilidad la conducta que más se contagia y sin importar las funestas semanas que vienen ante el repunte de contagios, hospitalizaciones y muertes, cada día es mayor el número de personas que salen a la calle, asisten a fiestas o bares, descuidándose irresponsablemente ante la posibilidad de contagio, enfermedad y posible muerte, no obstante, la irresponsabilidad no es la única culpable de la movilidad, lo es también la ignorancia y funesto manejo de la pandemia del gobierno, que acumulará más de medio millón de muertos y primer lugar mundial en huérfanos como resultado del Covid-19, que para muchos ignorantes que califican a la vacunación un complot o creen que las estampitas religiosas, los rezos o pedimentos son más efectivos que vacunarse, las consecuencias para inicios de agosto serán mortandad terrible de jóvenes y niños que en agosto no deberían morir, pero fallecerán por su irresponsabilidad, ignorancia y falta de autoridad de gobierno populista que nos rige, que prefiere abrazos antes que establecer ordenanzas y protocolos que limitan la movilidad, prohíban las fiestas y el contacto o cercanía en lugares abarrotados o cerrados. A diferencia del año pasado y principios de 2021 cuando moría una cantidad mayor de infectados, ahora mueren menos de los contagiados, pero de cualquier forma mueren y es porque muchos jóvenes que se creen inmortales, desconocen su genoma o padecen algún mal que ignoran y así, si se inoculan del virus, será probable que enfermen y según sus genética o salud, mueran y, así sean diez o mil, de cualquier forma no debería morir ninguno si se limitará la movilidad y se les hiciera entender que no son inmortales, que el virus es real y las posibilidades de muerte también, principalmente si bajan la guardia y entre la irresponsabilidad personal, de la familia, el gobierno y los amigos, la muerte ronda en la calle, el antro o en cualquier lugar que no sea la seguridad relativa de su casa.