Carlos Villalobos
En un mundo en donde servir al prójimo ha pasado a segundo plano, apabullado por el interés personal y el éxito en lo inmediato, el recuerdo y el legado de Catalina Mendoza Arredondo es el fiel ejemplo que se puede servir y atender a quienes más lo necesitan, trabajando en equipo, teniendo la templanza como valor fundamental para la mejora del contexto de todas y todos.
Catalina Mendoza, quien en vida fuese enfermera y pilar fundamental en la materialización del sueño “Congregación Mariana Trinitaria” (por sus siglas CMT), en su momento edificó la estructura necesaria para demostrar que para ayudar sólo se necesita disposición y atender palmo a palmo las necesidades sociales que se tienen, en sus propias palabras a propósito de CMT en alguna ocasión mencionó lo siguiente:
“Hemos recogido las necesidades en las palabras de cada uno de los que hemos escuchado. Hemos recogido las lágrimas de cada uno de ellos y, grano a grano, hemos formado montañas, y con las lágrimas hemos hecho enormes cascadas con la que hemos podido regar campos para alimentar el espíritu”
La presidenta eterna de CMT comprendió que fuera de discursos y aspavientos, sólo con acciones, las carencias de la gente se podrían atender a partir del entendimiento de estas.
Con el equilibrio justo entre templanza y ternura, logró cimbrar a presidentes, gobernadores, legisladores, empresarios y líderes de opinión; quienes con gusto aceptaron sumarse a su gran sueño en marcha, el mejoramiento del bienestar para las familias mexicanas.
A 3 años de su partida, Catalina Mendoza, sigue siendo recordada por su destacada labor en el mundo académico, social, el buen trato a todas y a todos; pero, sobre todo, la gran familia que logró formar a su alrededor.