Carlos R. Aguilar Jiménez
La medicina es una disciplina científica de alta especialidad que tuvo que pasar por miles de años de intentos realizados por curanderos, chamanas, yerberos, brujas o barberos-cirujanos inmersos en lo que hoy sabemos eran supersticiones, sortilegios y remedios, incluso alquímicos, para finalmente alcanzar la categoría de ciencia médica, disciplina de la salud dedicada a la prevención, diagnóstico, pronostico y tratamiento de enfermedades o problemas de salud, no únicamente del cuerpo, también de la mente y que, desde tiempos prehistóricos relacionada con creencias religiosas, culturales o ideológicas de cada región, por medio de los médicos han tratado de curar o sanar a los pacientes a tal grado que hoy, entendiendo la complejidad de la vida humana, desde perspectiva anatómica, orgánica, fisiológica, celular, molecular, genética, metabólica, etc., se ha subdividido en especialidades para las que los médicos generales deben estudiar diez o más años y luego toda la vida, utilizando en hospitales todos los recursos de la moderna tecnología biomédica.
México, como todos los países del mundo tiene universidades donde se estudia medicina y se gradúan médicos dedicados de curar enfermos, algunos de manera privada en sus consultorios u hospitales y otros en instituciones de salud pública, requiriendo todos de los más complicados equipos y aparatos para diagnóstico, estudio e investigación, como los hay en México, no así en la isla de Cuba, país arruinado por la dictadura comunista instaurada por Fidel Castro y que continúa, privando a los cubanos la oportunidad de formarse profesionalmente en medicina al nivel de los países capitalistas y poder así competir por exámenes de oposición con otros médicos, porque no superarían ninguna prueba al no contar en sus formación escolar con lecturas indispensables prohibidas por el régimen cubano, no tener internet, tomógrafos, scanner, medicamentos ni aparatos modernos para el diagnóstico o curación, porque Cuba se quedó en los años cincuenta del siglo pasado, así son sus coches arcaicos, sus casas a punto de derrumbarse, su economía controlada por el gobierno, falta de comida, ausencia de libertad y derechos humanos, todo custodiado por Comités de Vigilancia de la Revolución, por lo que, creer que los médicos cubanos son eficientes, competentes y mejores que los mexicanos, es absurdo, los pobres médicos cubanos al no tener acceso libre al conocimiento científico, no tener aparatos modernos ni exigencia de competencia, son casi charlatanes de la medicina, principalmente porque vindican la homeopatía, que es una chifladura de chochos y memoria del agua. México tiene excelentes y capacitados médicos, al nivel de cualquier país desarrollado, lo que no tiene son plazas, no tienen trabajo oficial porque no hay más hospitales, clínicas, ni interés del gobierno por contratar a médicos mexicanos prefiriendo, por la ideología presidencial propia de los años cincuenta, a charlatanes médicos cubanos comunistas, que, si bien hacen su mejor esfuerzo, en medicina científica eso no sirve. México tiene excelentes profesionales especialistas en medicina, lo que no quiere el gobierno de AMLO, es darles contratos de trabajo y pretende quedar bien con el tirano y déspota dictador de la isla de Cuba.
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