Mal de estos tiempos

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Enrique Domville

Estamos viviendo tiempos difíciles, por un sin número de causas, que afectan nuestra manera de actuar, debemos reconocer que éstas nos afectan de manera individual y que cada uno tiene sus propias respuesta ante lo que considera una amenaza. Sabemos que la interpretación personal de los hechos, o de las dificultades nos origina una sensación, que psicólogos y psiquiatras han denominado como estrés. El ser y su apreciación de los tiempos que vive, siempre preocupado por una manera muy personal de percibir, con miedo a morir, sin pensar en que lo que debe dar miedo que es adaptarnos al mundo, que es lo que es, no lo que quisiéramos que fuera para cada uno. En tiempos en los cuales abundan las dificultades, donde día a día crecen nuestras frustraciones, que vemos lejana nuestra posibilidad de triunfo, que la esperanza no llena nuestra existencia vacía; en el que la desesperación por lo material, es lo que nos satisface. Sin considerar a los millones que no tienen que comer, es un mundo cambiante, por la voluntad de algunos y la obediencia de otros, las ideas fluyen, pero más las angustias, no consideramos lo afortunados que somos por tener algo. Pero si ese algo es demasiado poco para nuestras expectativas, la frustración nos invade y se asocia con la ira y de ahí nace ese sentimiento expresado, como refrán: “No busco quien me la hizo, sino quien me la pague”, esta frase se ve reflejada en muchos actos de la vida, de manera inconsciente. Además de la agresión verbal puede existir agresión física, preguntémosle a quienes la sufren, que siempre son los más vulnerables. Crece el descontento social y las relaciones entre nosotros los seres humanos se vuelven de alguna manera ineficientes y profundizan abismos entre padres e hijos o hermanos o simplemente entre los que tiene que convivir, Thomas Hobbes (1588- 1679) quién hablando de la civilización dijo: “ La vida es desagradable, brutal y breve”, pensamiento muy duro y crítico, para su época, pero sigue siendo vigente, ya que nosotros la hacemos de esa manera, cada vez que nos enfrentamos a situación de estrés nuestro organismo produce una substancia llamada cortisol, la que actúa sobre la función del organismo, desde muy diferentes maneras, puede subir la presión arterial, generar angustia, dolores inexistentes, o en algunos caso dolor en el pecho e incluso llegar a afectar al corazón y provocar un infarto. Imaginemos pues que para soportar el estímulo de una guerra, se requiere preparación de los que participan en batallas y los que han participado llegan a desarrollar un síndrome de estrés postraumático. Algunos psicólogos, han demostrado que en circunstancias de alta presión laboral, se puede presentar este fenómeno y el eje es el mismo, el ser adaptarse a la circunstancia. Ana Arendt, define las tres actividades humanas básicas de labor, trabajo y acción, labor: es la actividad de vivir, crecer y al final decaer, el trabajo es una actividad no natural que los humanos hacemos en un mundo natural al que pueden trascender, o al que pueden sobrevivir. La acción es la única que no requiere ni cosa ni materia es un acto del ser humano, nos dice esta autora que buscamos hacer cosas reconocidas por los demás. Julián Baggini afirma que el “Yo” es un libre albedrio que puede cambiar pero en esencia permanece a lo largo del tiempo con el conocimiento propio del ser reconociendo sus debilidades, con lo que la elección del camino se torna más fácil y con menos posibilidades de errar, o hacer daño. Todo depende de los deseos personales y sus alcances, asociado a cuanto es suficiente, de poder o gloria, alimentos malsanos del ego. Es momento de recordar a Marco Tulio Cicerón quien dijo: “Contribuir al bien general con intercambio de actos de bondad, dando y recibiendo y con nuestra capacidad, nuestra industria y nuestros talentos cimentar con mayor fuerza la sociedad humana hombre a hombre”. Recordemos a Harris quien dijo, hay elecciones de voluntad y de no voluntad en nuestro comportamiento. Sun Tzu dijo en su libro “El arte de la guerra”, sugiere cómo ganarse el respeto, como gobernante (o dirigente) y evitar la corrupción, así lo mencionó también Confucio, y es promover al hombre honrado, muy difícil en estos tiempos, donde como dijo Chomsky, la doctrina que manda es la económica. El consejo es adaptarse, tratar de hacer el bien y no buscar con palabras o actos quien te la pague, para aliviar tu ira.

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