Enrique Domville
El modo de ser de los humanos estudiado desde muchos puntos de vista, por diversos autores, cada uno haciendo una aportación sobre el campo de su interés, desde el punto de vista de cómo somos, resumiendo podemos decir algunas ideas, como únicos e irrepetibles, con capacidad de aprender, de sentir o crear. Una autora, Simone Weil (1909- 1943) nos da su opinión de las necesidades del ser humano en diversos temas, siendo algunos como la verdad, la honestidad, el orden, el arraigo y saber que tenemos algo en lo particular o colectivo, son importantes para cada uno. Recordemos que somos únicos, pero aliados, y por lo tanto, todo lo usamos en una de las funciones más importantes del ser que es relacionarse y cada día aprendemos algo sobre nosotros o sobre nuestros iguales, usamos nuestras capacidades de aprender así como las de enseñar; cada vez que actuamos, hacemos nuestra historia, teniendo en cuenta que la voluntad, la actitud y nuestros deseos se reflejan en la relación con otros seres, como lo expresa en escritos Martin Buber en especial entre el “Yo” y el “Tú”, en esta relación de existencia universal damos y recibimos, y cada uno de nosotros de acuerdo con lo aprendido o lo interpretado, nos formamos ideas, que según el movimiento de la Ilustración (siglo XVIII – principios del XIX ) en que los prejuicios eran juicios sin fundamento alguno, los seres vivimos dentro de la sociedad por lo que la información fluye de manera natural y en muchas ocasiones repetimos, sin saber si es o no verdad, esos medios de establecer una relación entre yo y otros puede ser a través de la lectura, el arte, o cuando a mi “yo” le interesa que “tú” te fijes o me tomes en cuenta. En ese momento el yo externo se comunica y busca una realidad y busca tu atención, estoy haciendo lo que creo que debo hacer para que me tomes en cuenta, sin ser un pensamiento honesto de acuerdo a nuestras percepciones, pero el mensaje es que te necesito para algo pero para mí, por eso mi actitud es agradarte sabiendo cómo me vas a juzgar. Gadamer (1900- 2002) en su obra de 1960, “La verdad y el método” nos dice que mientras no se consolide la información, es un prejuicio. Fundó una corriente filosófica en donde los hechos son evaluados de acuerdo a cada quien, (aunque el error siempre puede estar presente, esta apreciación de los hechos se vuelve mi verdad, cambiar la manera de pensar de alguien en algo tal vez sea una de las tareas más difíciles que existan en la mente del ser). Esto se debe, según al autor a una conciencia histórica moldeada por lo que la historia y su apreciación personal se convierte en mi verdad y se usa como mi conciencia para para emitir un juicio sobre alguien o algo.
Como lo expresó Simone Weil, dentro de la necesidad humana ya descrita está de una manera personal en lo social. Esta necesidad nos hacer tratar de agradar para recibir la atención que consideramos necesaria para nuestros fines, y la relación con otros iguales a mí, que uso para mis propios fines, en contra de los que nos menciona Kant “El ser humano es un fin en sí mismo, no un medio”.
No cabe duda de que el “Yo” quiero y hago porque quiero es uno de nuestros grandes retos diarios, la honestidad se vive con cada pensamiento y no solo cuando me convenga, o usarla cuando soy juzgado, o pienso en ser centro de atención. Un ejemplo claro es el cumplir con actos para que digan estuvo ahí, me refiero, a reuniones con propósitos religiosos, sociales o políticos, siempre buscando una buena opinión de nosotros, por lo que debemos siempre considerar una sola manera de actuar sin usar a otros ni ofenderlos, solo estar agradecidos de la aportación que nos dan y damos y esos momentos disfrutarlos porque son una parte de nuestro bienestar, que los recuerdos son parte de nuestra historia, y los disfrutamos cada vez que la memoria los hace presente, seamos originales, buscando el bien , la honestidad y un juicio de valor por lo que somos, no por lo que aparentamos ser. Los ídolos con pies de barro se pueden tumbar muy fácilmente.
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