Regreso a clases o… al taller

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Carlos R. Aguilar Jiménez

 Vuelven a sus escuelas estudiantes que durante dos años tuvieron que medio aprender a través de plataformas de internet, tratando de salvar en lo posible o imposible el conocimiento que debieron obtener en aulas entre compañeros de clase y frente a profesores, quienes emocionados, asustados o sin entender, algunos por primera vez están en las escuelas con la intención total individual y familiar de continuar sus estudios hasta obtener una licenciatura y dedicarse a ejercer una profesión, pero, la inmensa mayoría únicamente con la intención de aprender a leer, escribir y contar ante la imposibilidad intelectual o económica de titularse.

Con inmensas desventajas regresan a clases los estudiantes que asisten a escuelas públicas frente a los que acuden a escuelas privadas, porque en el caso particular de Oaxaca, sojuzgada por la Secta 22, donde hace tres décadas los profes se dedican más a la política y resistencia social que a la docencia, como resultado, sus alumnos se ven perjudicados en el proceso enseñanza-aprendizaje, porque son frecuentes los paros, huelgas, inasistencias, escasez o carencia de equipos didácticos, indolencia, ineptitud y desinterés, porque los profes de escuelas públicas, a diferencia de maestros de escuelas privadas, siempre se amparan en su sindicato, en el poder e impunidad que tiene el magisterio para hacer o deshacer lo que se le antoje, sin ninguna consecuencia legal o moral, arruinando el poco o relativo interés que tengan sus alumnos por aprender en la escuela, desde luego, con las dignas excepciones de educandos que, no obstante sus profes, logran destacarse y triunfar académicamente, pero la inmensa mayoría no, porque desde su incompetencia en matemáticas, inglés o biología, están en desventaja ante los alumnos de escuelas privadas donde nunca suspenden clases, la metodología de la enseñanza es exigente y disciplinada y, lo más importante, no imparten clases egresados de escuelas normales, sino profesionistas graduados de universidades, por lo que los padres de familia, de escuelas públicas o privadas, ante la perspectiva de que difícilmente sus hijos logren licenciarse, deberían dejar de perder tiempo con sus hijos pretendiendo convertirlos en profesionistas, realizando oportunamente exámenes psicométricos y descubrir así que es mejor en vez de seguir perdiendo tiempo en escuelas, debieran aprender y aprehender un oficio, experimentando para convertirse en: herreros, plomeros, carpinteros, cerrajeros, mecánicos, soldadores, pintores, torneros, barberos, sastres, panaderos, reposteros, cocineros o taqueros, triunfando también en la vida y hasta ganando más que algunos profesionistas. Sabemos que todo trabajo tiene el fin de producir bienes u ofrecer servicios para satisfacer los requerimientos de la sociedad y personales. Pero no todos los jóvenes lo pueden realizar de la misma forma. Existen diversas opciones para desempeñarse exitosamente en la comunidad, cada una remunerada de distinta manera y con distintos niveles de exigencia intelectual, así que la opción no es únicamente regresar a clases, también se puede regresar o ir por vez primera a un taller y titularse como experto en un oficio que dará satisfacciones y generará riqueza y fortuna.

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