Enrique Domville
La respuesta a esta pregunta puede ser simple o compleja porque los factores que intervienen nos llevan a la historia de más de dos mil años donde algunas personalidades han escrito sobre este tema. Por lo que la respuesta es: soy un producto de la historia, de mi inquietud, mis emociones y sentimientos, de todo aquello que está y puedo generar como pensamiento en mi yo interno. Todo esto me lleva a escoger los temas que me interesan en los cuales pongo más atención que en aquellos que no me interesan, es tan grande y diversa la cantidad de conocimiento generada en el mundo desde la antigüedad que no tengo la capacidad de conocerlo todo, por lo que sí puedo buscar, lo que quiero ser y mis límites estarán marcados por el sentido del yo. Dentro de esto, mis ideas van a enmarcar lo que quiero, cómo lo quiero, cuándo lo hago y qué voy a aportar para lograrlo. Esto va a permitir que tenga mis propias ideas, de ser, actuar, ver, interpretar y sobre todo, decidir lo que sí me convence o lo que no me convence.
Algunos de los grandes pensadores como David Hume y John Locke mencionaban, que el único conocimiento en el que podemos confiar, son los pensamientos, impresiones y sentimientos que me van a producir una sensación de quién soy. En la búsqueda de lo que queremos uno de los objetivos es buscar la felicidad, dejando huella en la vida y respetando el libre albedrío, mi autonomía. Cada uno de nosotros, como decía Epicuro, “La virtud proporciona una vida agradable y feliz” porque hacer lo correcto, de forma natural, nos sosiega la mente. En vez de angustiarnos por las consecuencias de nuestros malos actos. En cambio, Aristóteles nos dice que la felicidad procede de la manifestación de lo que racionalmente hemos decidido y es bueno para nosotros y un ejemplo que proporciona, es el servicio a la comunidad. Muchos siglos después, Bertrand Russell afirma casi lo mismo en su libro “La Conquista de la Felicidad”. En cambio Voltaire y Leibniz, afirman que vivimos en el mundo que nos tocó vivir y nos tenemos que conformar o buscar salir de esa situación (porque cada uno de nosotros tiene su propia interpretación), pero para ello se requiere de conocimiento, imaginación y voluntad.
Heidegger dice “El ser humano es arrojado al mundo en un determinado tiempo y situación que él no decidió, por lo que sentimos cierta responsabilidad con nuestra vida y con los elementos que contamos”.
Hanna Arendt señala que la naturaleza, tal vez sea un proceso de vida-muerte, pero la humanidad le ha dado forma y ha mejorado en mucho las formas iniciales de existencia. Nosotros los humanos, somos importantes y tenemos la capacidad de transformar con nuestro pensamiento y voluntad lo que se define como actuar y este gran poder, el uso de la libertad, la justicia, la honestidad y la ética, depende de cada uno; aunque existan reglas, si no crees en ellas, las que han sido definidas para tener vida dentro del orden, lo moralmente aceptable y sobre todo, el no dañar a terceros.
El objetivo de Cicerón era hacer lo correcto y escribió sobre los deberes y Platón nos dice que el hacer lo correcto, encierra su propia recompensa. Unos siglos antes en China, Confucio expresó algo muy parecido y ahora en la modernidad, Peter Singer, cita a Epicuro diciendo, “Es imposible vivir la vida placentera, sin vivir de forma sensata, noble y justa”.
Qué busco yo si no es un equilibrio entre lo que quiero, lo que tengo, lo que puedo y no puedo y sobre todo, ser yo en mi interior dentro de los perfiles que deben estar relacionados con el bien, la empatía, la honestidad, con el profundo pensamiento de respetar estas ideas. Estoy consciente que es una tarea difícil, pero a lo largo de mi vida con lo aprendido y experimentado, tengo la evidencia suficiente para tomar decisiones usando mi libertad de pensamiento, cómo quiero actuar, porque yo lo creo así; puedo estar de acuerdo con las ideas de otros, siempre y cuando no modifiquen mi sentido de honestidad, del bien, la empatía y sobre todo, que no cambien mi actuar con otros seres iguales, denostándolos, siempre considerando que al ser igual a mí, es un ser íntegro que merece mi respeto, pero al igual que yo, debe cumplir con los preceptos que ha definido y aplicado la sociedad.
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