Naturaleza humana y razón 

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Enrique Domville

El ser humano, social por naturaleza tiene reglas, las cuales son para convivir, ¿Cómo se explican? Existe una relación aparentemente simple entre el derecho y la naturaleza.

Hay numerosas versiones de los por qué, y están en relación al ser humano. Es innegable que existen circunstancias que desde tiempo inmemorial se les ha buscado alguna explicación, y al no encontrarla se clasifica como universal y eterna, no cabe la razón ni la ética, es así por ser así, el fuego es caliente, el agua está mojada, en relación al reino animal y vegetal existen condiciones de adaptación para sobrevivir, de ahí que la ciencias se dividen de acuerdo a los intereses del investigador y los estudios se diversifican, algunos estudian la física, química y otras más con sus implicaciones.

En todas las ciencias está presente el intelecto del ser humano e inician con principios, como la verdad, en el reporte de sus hallazgos.

Existe una ley que hemos denominado natural, una de las definiciones es: Las características de la naturaleza humana en la que se involucra la ética, la teología, el derecho y la teoría social. La cual en resumidas cuentas busca el sentido ideal al que aspira la humanidad. Siendo diferente a las leyes civiles, elaboradas con un propósito específico a fin de reglamentar la conducta social.

Los filósofos griegos fueron los primeros en elaborar una doctrina de la ley natural, Heráclito habló de una sabiduría común que impregna todo el universo, Aristóteles, distinguía dos tipos de justicia, la que tiene validez en todas partes, la natural y la legal, convención que puede ser fijada en uno u otro sentido.

Marco Tulio Cicerón, definió “La ley verdadera es la razón justa de acuerdo con la naturaleza; es de aplicación universal, invariable y eterna; requiere el cumplimiento de sus mandatos y aparte del mal por sus prohibiciones.”

Santo Tomás, con fundamento en ideas de Aristóteles y con un sentido religioso menciona que esta ley eterna es gobierno racional de la creación de Dios.

De acuerdo a su pensamiento le confiere la orientación a cada ser para fines que le son propios, y mediante esto es posible distinguir el bien del mal mediante el conocimiento natural de la razón.

El jurista Hugo Grocio, considerado fundador de la teoría moderna de la ley natural, quien dice que aunque Dios no existiera, la ley tendría la misma validez, allanando el camino a autores ingleses como Thomas Hobbes y John Locke quienes sugirieron, como la naturaleza de la cual surgía es un contrato social, y Locke en su doctrina le otorga derechos

inalienables que no podían ser violados por ninguna autoridad terrenal, esto fue incorporado en la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776).

De ahí se desprende que en la actualidad la ley natural es una ordenación de la razón que da la ley y quien la recibe; está dirigida al bien común, por lo que trasciende al individuo y se enfoca a la comunidad.

Con la vigencia del pensamiento de Santo Tomas y Aristóteles, tiene el hombre la responsabilidad de su intelecto, quien da a sí mismo y a los demás.

En suma, la ley natural puede ser considerada como una ordenación impuesta a la razón humana por medio de sus inclinaciones naturales y como una orden a estas inclinaciones.

Por esto, cada uno acata la ley natural según sus inclinaciones y las mantiene en un plano positivo el cual restringe la voluntad de hacer lo que no debe de ser.

En este plano de la naturaleza del ser humano se encuentra que todas las religiones y las filosofías tienen coincidencias, como el no matar (ahí comienzan las necesidades, personales de grupos o de gobiernos para evadir este precepto).

Las justificaciones inician con la defensa de la vida, la tolerancia personal a las desviaciones se aprecia en las actitudes y las acciones, en las cuales el beneficio propio siempre está primer lugar, sin la meditación del bien común o de cuando es suficiente lo que tengo, o a quien puedo ayudar. Las leyes elaboradas desde la ley natural, hoy en día, no son parte de la actitud del respeto a éstas, las faltas mayores sólo pueden detenerse por el miedo al castigo. ¿Pero las menores? Están en la propia conciencia.

Email: enriquedomville@gmail.com

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