- Paréntesis
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Ismael Ortiz Romero Cuevas
Falta poco para la fiesta de las ofrendas, del olor a mole y chocolate, así como de disfrutar de las muerteadas, que en Oaxaca son una tradición grandiosa. La fiesta de Todos Santos se disfruta en todo sentido, porque no solo es el recuerdo, también es música, gastronomía, familia y felicidad.
Y como lo prometí, aquí las dos propuestas de música de este jueves:
1.- “El andariego”
Intérprete: Chavela Vargas
Álbum: Las 30 grandes de Chavela Vargas (2012)
Autor: Álvaro Carrillo
Productor: Oswaldo Farrés
Discográfica: WEA España / Warner Music
El año en que la gran Chavela falleció, se editó este recopilatorio, hoy de colección, que contenía canciones clásicas, pero que ella había hecho suyas con su inigualable estilo y por su gran personalidad al interpretar; en el ‘tracklist’ hay temas como “Paloma negra”, “La llorona”, “Macorina”, “Un mundo raro” y “Luz de luna” entre algunos otros grandes temas emblema de la costarricense más mexicana, sin embargo, la particularidad de este material, es que había versiones nuevas de esos temas, uno de ellos, el que presentó hoy: “El andariego” del gran Álvaro Carrillo. Y es que, en las festividades de Todos Santos, es uno de los infaltables para recordar a quien nos visita en esta fecha o bien, de cómo queremos que nos recuerden y lo que deseamos cuando el día llegue. “El andariego” tampoco es un tema especial para estas fechas, pero sin duda, no falta en ninguna celebración de Día de Muertos.
2.- “Cucurrucucú paloma”
Intérprete: Caetano Veloso
Álbum: Fina Estampa ao Vivo (1995)
Autor: Tomás Méndez
Productor: Caetano Veloso
Discográfica: Milan / Universal Music
La muerte por amor es inspiración para una fatídica poesía, y el tema “Cucurrucucú paloma” que ha sido interpretado por grandes artistas es quizá, la prueba de que el más grande sufrimiento que podemos sentir es por el abandono del ser amado. Así, este tema, narrado o cantado en dos actos es uno de los más representativos de nuestra cultura. La primera parte de la canción cuenta como un hombre se refugia en el alcohol tratando de mitigar su dolor porque su amada se fue, llora tan desgarradoramente (¡ay, ay, ay, ay, ay!… cantaba, ¡ay, ay, ay, ay, ay!… gemía) que el cielo se estremece al escuchar su llanto, eso lo lleva a morir y en su agonía, la llama. En la segunda parte, su alma convertida en paloma se posa en la casa donde solían vivir y recordar su amor, ahí el narrador del tema le habla a la paloma (cucurrucucú, paloma… cucurrucucú, no llores), recordándole que las piedras, es decir, la casa en donde canta, no saben de amores; sin duda, es un gran y trágico ‘track’. Desde Lola Beltrán, hasta Plácido Domingo, esta copla ha sido interpretada por los más grandes exponentes de la música y la versión de Caetano Veloso, ha sido quizá una de las más originales. Lejos de ser criticada, el estilo de jazz y blues con el que el gran Caetano la interpreta ha sido motivo de halagos y buenos comentarios y aunque apareció por primera vez en 1995, en un disco en vivo de Veloso, fue hasta 2002, cuando la versión realmente se popularizó, gracias a que apareció en la película “Hable con ella” de Pedro Almodóvar. De dolor y arte para estas fiestas.
El próximo martes, otras dos canciones con esta temática.
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