Promesas improductivas

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Carlos R. Aguilar Jiménez

Mientras los ciudadanos se debaten en discusiones respecto de quien gobernara el país, chocando ideológicamente, culpando hasta al Devónico de lo que produce México, imputando a gobiernos anteriores, que ya incluye al actual, del mayúsculo desastre en que dejan la seguridad pública, exceso de corrupción, impunidad total y muchas otras lacras imposibles de sintetizar, lo importante, lo trascendente, sustancial, por útil, valioso, rentable y significativo, es lo que hace toda la gente que trabaja, produce, enseña y se afana (excepto los nefastos profes de la Secta 22) y de quienes depende la economía, plusvalía y funcionamiento social de este país, no de los mafiosos políticos populistas que se dedican a engañar, a ignorar a los demás a no voltear la cara, descalificar y acusar de traidores a la patria a quienes no piensan como ellos, que se autonombran demócratas, justos, honestos y justicieros defensores del pueblo bueno y santo 

Con el riesgo de que impongan al país otro piso de ideologías populistas, que sigan dilapidando dadivas que compran millones de votas del dinero de los impuestos, lo cierto e incuestionable, lo que no aparece en medios, no se difunde y no es viral en redes sociales o comentarios de analistas, es el trabajo fecundo, comprometido y creador de miles de empresarios, comerciantes, catedráticos, empleados, obreros, industriales, campesinos, ganaderos, choferes y miles de recursos humanos más que en sus oficios y profesiones a diario se esfuerzan, cumplen, laboran o atarean, y con el sudor de su esfuerzo intelectual y muscular crean la economía, patrimonio y bienestar de sus familias y del país en general.

No son los políticos ni gobernantes quienes crean riqueza, estos únicamente lucran, engañan, especulan y algunos, en excepción, administran con cierto pundonor, pero no generan riqueza, no producen, únicamente viven del trabajo ajeno, en una dinámica en la que creyéndose redentores, esperanza y anhelo de México, prometen transformarnos en una nación igual a Dinamarca, cuando la realidad es que esa posibilidad únicamente pueden cumplirla quienes producimos riqueza, no los políticos que nunca han trabajado, rodeados de fanáticos, aduladores y  serviles, buenos para la tranza, pero no para el trabajo fecundo y creador que no es digno de noticia, tendencia o viral; porque únicamente lo malo, lo perverso es lo que se promueve, lo útil, productivo, bien atendido, NO. Muertos, asesinatos, transas, corrupción, nepotismo, narcos, secuestros y crímenes tienen toda la atención de los medios; lo bueno y útil no, pero lo cierto es que, en función de la productividad, México seguirá creciendo o se hundirá bajo el segundo piso, pisado por lo políticos que se quedaran por encima sin voltear la cara.  ¡Que se peleen las comadres, los demás vamos a trabajar, a producir!    

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