Elección de gabinete

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Carlos R. Aguilar Jiménez

Una vez conocida la elección presidencial como continuidad, más de lo mismo del sexenio que está por terminar y cambiará la Constitución para conseguir, (absolutamente sin oposición, al estilo de cualquier dictadura) que los ministros de la Suprema Corte, sean elegidos por voto popular con el argumento que son corruptos, aspiracioncitas y tramposos, que obedecen únicamente a magnates, perjudicando siempre al pueblo bueno y sabio, lo que sucederá, es que todos sean amigos, militantes e incondicionales al régimen y a sus intenciones de justicia y equidad, como les gusta decir.

Después de la salud personal y familiar, lo que más preocupa a los mexicanos es la falta de seguridad pública, viviendo con miedo por los miles de muertos sin castigo a culpables, temerosos también de la extorsión, cobro de piso, secuestros, fraudes, asaltos y muchos otros delitos que se han normalizado y forman parte de la nueva autoridad a la que hay que someterse: La del crimen organizado, la de delincuentes y criminales que en contubernio gobiernan junto con el Estado.

La seguridad es la que más preocupa y al ser una inquietud de todos, la mejor mercadotecnia, ideología y estrategia política, es vender la idea que jueces y ministros deben ser elegidos por el pueblo, que es sabio, muchos más sabio y culto que juristas, abogados, procuradores y funcionarios encargados de impartir justicia, que, si para mal se equivocan o son corruptos, no se pueden refutar sus impresionantes currículos y trayectoria profesional, que además debe ser imparcial y ajena a partidos políticos, elecciones y componendas del gobierno y sus influencias ,

Elegir jueces y ministros, podría ser justo o necesario y, en congruencia y coherencia política debiera también, bajo la misma ideología, que también el gabinete presidencial sea elegido por voto popular, no por designación presidencial, igual que los ministros, buscando a los profesionales más aptos, mejor preparados, más capacitados y aptos, no a los cuates e incondicionales, incluso a reciclados del sexenio anterior, para que así en congruencia, igual que se elija por voto a ministros, se elijan también a funcionarios del gabinete presidencial, donde, por ejemplo, nombran a un Secretario de Economía cuya especialidad profesional es humillarse, doblegarse, sin saber de economía, producción, distribución, consumo local o global en contextos de competencia, innovación científica, tecnológica, digital y todos los conceptos que economistas, mercadólogos y otros especialistas conocen, y que, no importan a quien con todo el poder, absoluto, omnímodo y total podrá hacer de México lo que se le antoje, con el subterfugio de elección por el pueblo sabio, que no aplica al gabinete presidencial, donde se nombran amigos, cuates sumisos y obedientes, incapaces de refutar, criticar o contradecir porque se enoja la patrona aunque este obviamente equivocada.   

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