Carlos R. Aguilar Jiménez
Se supone y acepta en el mundo civilizado occidental que la educación es, después de la salud el bien, privilegio, o derecho más importante, porque de la educación que se aprende en casa con la familia o la instrucción que se asimila en escuelas, dependerá la calidad de vida, de tal forma que desde los griegos que fueron el único pueblo que inventó la filosofía y con ella la ciencia, además de todos, incluidos los pueblos prehispánicos, relativamente nos hemos interesado o no en el conocimiento, con excepción de edad oscura cuando la iglesia católica dominó al mundo quemando o torturando a todo aquel que se atrevía a pensar y buscar el conocimiento sin artículos de fe o dogmas.
Dos mil 500 años después de los griegos, en México se establecieron instituciones oficiales dedicadas a la enseñanza escolar, que derivaron en la creación de la Secretaria de Educación Pública (SEP), institución federal encargada, en principio de la enseñanza de lectura, escritura y aritmética para terminar con el analfabetismo y, posteriormente legislar y regular aspectos académicos y docentes para la formación y titulación de licenciados, maestros y doctores en todas las disciplinas del conocimiento, destacando como ilustres secretarios de educación pública: Justo Sierra, Pino Suarez, José Vasconcelos, Agustín Yáñez, Torres Bodet, e incluso el Oaxaqueño Bravo Ahuja, creador del ITRO, quienes como intelectuales, eruditos, doctos y académicos, impulsaron con conocimiento de causa, experiencia y maestría, la educación pública e instrucción de niños mexicanos, y si bien en el transcurso del siglo pasado se distinguieron meritoriamente unos que otros, desde el gobierno de Salinas de Gortari con su Bartlett Diaz hasta las profas Delfina o Leticia y, lamentablemente a partir del año próximo Mario Delgado, se nota y destaca la mínima importancia que tiene para los políticos, especialmente para los presidentes y próxima presidenta, la educación pública a impartir a niños pobres, porque los que tienen posibilidades estudian en escuelas privadas, donde con excelencia educativa hasta aprenden inglés o francés certificado.
Ser pobre sale caro o… lo barato sale caro, y así es la educación en México y peor en Oaxaca dominada por la Secta 22 que en 4 décadas ha arruinado al extremo la educación pública infantil, de tal forma que con más de lo mismo, la SEP tendrá como secretario a un político y, sabemos que todos los políticos mienten para ser populares y no será titular de la SEP un intelectual, académico, docto, educador o pedagogo, como José Vasconcelos y lo antes señalados, sino un cuate incondicional que no tiene idea de termodinámica, epistemología, arte o ciencia, pero sí de subterfugios, componendas, transas y todo lo nefasto que caracteriza a políticos, ajenos al honor, honradez, respeto y, en el caso de la SEP, el interés supremo que debe ser la educación de los niños pobres que, al no poder competir con habilidades técnicas o matemáticas, terminaran cargando, empujando, arrastrando y obedeciendo a los que serán dominantes y luego odiaran diciéndoles fifís, explotadores, capitalistas, aspiracionistas y traidores a la patria, pero, por mi “raza” (no hay razas) hablara el espíritu.