- Paréntesis
- Música. Cine. Entretenimiento. Tendencias.
Ismael Ortiz Romero Cuevas
Antes que otra cosa, gracias por esperarme en estos días que tomé de vacaciones. Créanme que fueron reconfortantes y estupendas.
La televisión mexicana ha experimentado una transformación radical en las últimas décadas, y los ‘reality shows’ se han convertido en uno de los géneros más populares y controvertidos. Estos programas, que suelen mostrar la vida cotidiana de personas comunes y corrientes en situaciones extremas, han generado un debate sobre su impacto en la sociedad y en la calidad de la programación televisiva. Y actualmente, hay dos casos en la televisión mexicana, “La academia” (otra vez) en Televisión Azteca y “La casa de los famosos” (que no sé quiénes sean famosos, porque al menos yo, solo conozco a dos o tres) por la cadena Televisa, ambos, convertidos en un circo de los horrores que se dedican a exhibir de la peor manera a sus participantes y organizadores.
Cada semana, somos testigos de peleas, insultos, malentendidos, chismes, competencia nociva y un sinfín de elementos morbosos que dejan clara una cosa, ni uno busca hacer cantantes, ni el otro mostrar sana competitividad y concordia, al contrario, ambos reflejan y hasta incitan lo execrable de la naturaleza y el comportamiento humano.
EL ASCENSO METEÓRICO DE LOS REALITY SHOWS
Los ‘reality shows’ surgieron como una alternativa a las tradicionales telenovelas y programas de concurso, ofreciendo un contenido más cercano a la realidad y con un mayor grado de interacción con el público; la prueba fue a inicios del milenio, cuando por primera vez llegaba “Big Brother” a la cadena Televisa, siendo un programa con altos niveles de audiencia, pero el fenómeno del formato apareció en 2002, con la primera generación de “La academia” una emisión que literalmente paralizaba al país cada fin de semana y que registró índices exorbitantes de audiencia en su emisión final. Así, la posibilidad de votar por los participantes y, más recientemente, de seguir sus vidas a través de plataformas digitales ha generado una gran recepción, especialmente entre los jóvenes.
Sin embargo, el éxito de estos programas no ha estado exento de críticas. Muchos señalan que los ‘reality shows’ fomentan el morbo, la superficialidad y la violencia, y que contribuyen a la degradación de los valores sociales. Además, se ha cuestionado la autenticidad de los contenidos y la manipulación de los participantes por parte de los productores.
EL NEGOCIO DEL MORBO: ¿UNA FÓRMULA INFALIBLE?
Una de las principales críticas a los ‘reality shows’ es que se basan en la explotación del sufrimiento y la búsqueda de la polémica. Los conflictos, las peleas y las situaciones embarazosas se convierten en el eje central de casi todos esos programas, generando un espectáculo que atrae a una amplia audiencia.
La industria televisiva ha encontrado en los ‘reality shows’ una fórmula para generar grandes audiencias y altos ingresos publicitarios. Al explotar los instintos más básicos del ser humano, como la curiosidad, la empatía y el deseo de ver el sufrimiento ajeno, los ‘reality shows’ se han convertido en un negocio muy rentable.
LA DECADENCIA DE LA TELEVISIÓN: ¿UNA CONSECUENCIA INEVITABLE?
La proliferación de ese formato ha llevado a algunos a cuestionar la calidad de la programación televisiva en general. La búsqueda de la inmediatez y el entretenimiento fácil ha desplazado a contenidos más elaborados y con un mayor valor cultural.
Además, la competencia de las plataformas de ‘streaming’ ha obligado a las televisoras a adaptarse a los nuevos hábitos de consumo de los espectadores. Los ‘reality shows’, por su bajo costo de producción y su capacidad para generar audiencia, se han convertido en una herramienta fundamental para competir en este nuevo escenario.
EL IMPACTO SOCIAL DE LOS REALITY SHOWS
Los ‘reality shows’ no solo tienen un impacto en la industria televisiva, sino también en la sociedad en general. Algunos estudios han demostrado que estos programas pueden influir en las actitudes y los valores de los espectadores, especialmente en los jóvenes.
La exposición constante a imágenes de violencia, discriminación y superficialidad puede normalizar estos comportamientos y generar un impacto negativo en la autoestima y las relaciones sociales de los jóvenes. Además, estos programas pueden fomentar un individualismo exacerbado y una búsqueda constante de la fama y el reconocimiento.
¿CUÁL ES EL FUTURO DE LOS REALITY SHOWS?
El futuro de los ‘reality shows’ es incierto. Si bien siguen siendo muy populares, con el tiempo, su influencia ha disminuido, y aunque son grandes negocios para las empresas que los producen, los niveles de audiencia no les llegan ni de cerca a cuando el formato era realmente novedoso. Así, la creciente demanda de contenidos de calidad y la competencia de las plataformas de ‘streaming’ obligarán a las televisoras a diversificar su oferta y a buscar nuevos formatos.
Además, la creciente conciencia sobre los efectos negativos de los ‘reality shows’ puede llevar a una mayor regulación de este tipo de programas. Los gobiernos y los organismos reguladores podrían establecer normas más estrictas para proteger a los participantes y a los espectadores. Y con esto, no trato de ser conservador o alguien que se asuste de ciertas cosas, pero sí, considero que es necesario tener ciertas normas mínimas para la transmisión de situaciones para que no se conviertan en aquella infamia de “La casa de los famosos”, donde los insultos y descalificaciones llegaron a lo más prosaico.
Los ‘reality shows’ son un fenómeno complejo que ha generado un intenso debate sobre su impacto en la sociedad y en la cultura. Si bien pueden ser una fuente de entretenimiento, también pueden tener efectos negativos en la calidad de la programación televisiva y en los valores sociales.
Es fundamental que la sociedad reflexione sobre el papel que juegan los estas emisiones en nuestras vidas y que exija una televisión de mayor calidad y más comprometida con la formación y el desarrollo de las personas.
Encuéntrame en:
X: @iorcuevas
Threads: @iortizromero1
