Carlos R. Aguilar Jiménez
Acontecerá el Dia Internacional de la Mujer el próximo 8 de marzo y, al respecto conviene reflexionar lo que dice en varios versículos la Biblia, el libro sagrado, infalible y divino para los creyentes cristianos, respecto del concepto masculino de Dios y del lugar de la mujer, que a diferencia de los tiempos cristianos actuales, en tiempos ancestrales, durante por lo menos 100 mil años eran diferentes, considerándose a la mujer, procreadora, productora, organizadora y proveedora del sustento de la familia y clan, creyendo que la divinidad suprema era mujer. No obstante, luego de dos mil años de cristianismo sustentando en la Biblia, cuyos versículos dogmáticos excluyen a la mujer de actividades, control y poder, siendo exclusivo del hombre, lejos del espacio público, condenadas a ser prisioneras del hogar y del hombre, reduciéndolas a la condición de ser humano de segunda, resulta difícil entender por qué las mujeres se manifiestan, indignan y marchan, protestando contra el patriarcado y machismo -y con razón- pero no dicen nada contra la Biblia y su iglesia católica misógina, excluyente y patriarcal absoluta.
Quizá todo comienza con Aristóteles, quien en su libro: “De generatione Animalium” escribió: “al igual que los hijos de padres mutilados nacen a veces mutilados y otras no, también los hijos nacidos de mujer son a veces mujeres y otras, en cambio, varones”. La mujer es, y siempre ha sido, un varón mutilado y, la catatemia (carga femenina) aportada en la procreación es impura, siendo estas ideas retomadas por el catolicismo, institucionalizado en diversos concilios, las que se eligieron para compilar la Biblia y marginar a las mujeres de la vida pública, dejándolas al margen.
Respecto de la condición social de la mujer, la Biblia, por ejemplo, dice en Timoteo 2:9: “que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos”. Y en versículo 11 y 12: “La mujer aprenda en silencio con toda sujeción, porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio… Y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciera en fe, amor y santificación, con modestia”. En Corintios 14:35 Dice: “Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos, porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”.
Todo ello y más respecto de la misoginia de la Biblia, sin considerar que, desde el Génesis, se considera a la mujer acompañante, no protagonista, sino inferior al hombre y además culpable del Pecado Capital y de la herética ciencia, derivada de la curiosidad que según, llevó a Eva a probar el fruto prohibido, condenando a la humanidad a sufrir, por lo que las protestas y demandas de igualdad, equidad e inclusión que se expresaran el 8 de marzo, deberían incluir a la Biblia y sus sacerdotes, que por infalibilidad papal y de la Biblia jamás permitirán mujeres en su patriarcado y machista gremio.
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