Renato Galicia Miguel
Hay de todo en redes sociales: exhibición y presión para proceder legalmente contra delitos, lo cual está excelente.
Aunque también denuncias y especulaciones sin sustento, viles mentiras, rumores, insinuaciones y acusaciones anónimas que llegan a tener consecuencias funestas.
Suena un nuevo caso de exposición pública en el sector cultural, el del editor Rafael Mondragón, pero ahora con cierta discusión crítica.
Hace unas semanas, circuló en Tik Tok que la Confederación Sudamericana de Futbol, conocida como Conmebol, sancionó y retiró indefinidamente la credencial para ingresar a narrar los partidos al comunicador uruguayo Javier Moreira por llamar macacos a los brasileños durante el encuentro Inter de Porto Alegre contra Nacional de Montevideo.
La funada de días anteriores al mazatleco, el “gringo” José Ignacio Lizárraga Pérez por su actitud racista contra un trabajador de la construcción al correrlo de la acera de su casa cuando estaba comiendo, fue otra muestra del músculo de las redes sociales.
En México, el Senado aprobó en comisiones vía ‘fast track’ el dictamen a la Ley de Telecomunicaciones enviada al Congreso de la Unión por la presidenta Claudia Sheinbaum. Y luego se echó para atrás.
La oposición, el llamado PRIAN, la bautizó como la “ley censura” . Un desplante cínico, sin duda, pues en cuanto al tema son más papistas que el papa.
Ante el desbordamiento del mal uso de las redes sociales, desde luego que es indispensable legislar y reglamentar al respecto.
Pero como ya lo resaltaron varios actores, ello es demasiado importante y complejo como para dejarlo en manos de los senadores y diputados mexicanos.
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