Carlos R. Aguilar Jiménez
A diferencia y en contra de los medio serios y profesionales de comunicación, donde editores, correctores de estilo, verificación de fuentes de información o exigencia de comités de redacción de las empresas de comunicaciones, como sucede en corporaciones con tradición, reputación y prestigio, periódicos, noticieros o televisoras, incluso portales de internet de instituciones oficiales o académicas, los influencias, tintoreros, blogueros y cualquier charlatán o chiflado que utilice lenguaje soez, habladurías, cotilleos o especulaciones, en China ya no podrán expresar sus vaciladas si no demuestran estudios o certificaciones, antes de hablar de temas y conceptos de profesionales.
Amparados en la libertad de expresión y facilidades que ofrecen plataformas de internet para poder decir lo que sea sin control ni fundamento, recato, veracidad u honestidad, impulsados únicamente por el deseo de destacar, influir, hacerse famosos y llamar la atención, además de ganar dinero según el número de seguidores, cualquier individuo sin escrúpulos puede decir que la Tierra es plana, que los marcianos llegaron ya, el cáncer se cura con rezos, los horóscopos anticipan el futuro y la homeopatía o cualquier disque medicina alternativa funciona.
Podemos decir lo que sea y no pasa nada si lo hacemos entre cuates, con nuestro clan que conoce bien y sin trascendencia funesta podemos engañar o manipular, siendo responsabilidad de ellos creernos o no, sin embargo, si lo decimos por internet a millones que nos creen somos expertos o especialistas en determinados temas de ciencia, arte, medicina, leyes o humanidades, entonces es un peligro o riesgo y se debe limitar, como se hace con los profesionistas cuando ejercen su profesión certificada por medio de estudios oficiales que deben cumplir certificaciones académicas..
La medida tomada en China, si bien puede tener interpretaciones, lo cierto es que trata de controlar la charlatanería y chifladuras en los medios y, que lamentablemente son comunes, no solo en internet, sino en la radio concesionada como en Oaxaca, donde charlatanes parapsicólogos, maestros espirituales, sacerdotes de la luz, chamanes, homeópatas, yerberos, alternativos y decenas mas que se dicen sanadores o terapeutas, incumplen leyes de salud y la ética engañando a sus desesperados pacientes con ensalmos, placebos o hechizos y brebajes inútiles, pero muy caros.
XHOA en Oaxaca y otras estaciones de radio, tienen programas de charlatanes y se justifican diciendo son pagados sin responsabilizarse del contenido, sin embargo, sí son responsables de prestarse para el engaño y fraude a dolientes desesperados por un puñado de pesos, tal como hacen los blogueros, tiktokeros e influencers de toda laya que ahora, excepto en China, engatusan a sus seguidores mintiendo con toda falsedad, diciéndoles los que los deje contentos y no la realidad de lo que son: charlatanes y mercachifles que abusan de la ingenuidad o ignorancia de sus seguidores.
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