Carlos R. Aguilar Jiménez.
Contra la minería, autopistas, velaría del auditorio Guelaguetza, tiendas departamentales, infraestructura urbana y toda obra que implique cambio, desarrollo o progreso general, se manifiestan siempre los aldeanos y pueblerinos pretendiendo vivir en su mundo bucólico de irrealidad y fantasía sustentando su negatividad en “abusos y malas costumbres”, pretendiendo siempre sea el gobierno o quien sea los que proporcionen, suministren y den todo lo que necesitan sin costo alguno, desde escuelas con maestros pagados por el gobierno, hospitales con médicos también pagados por el estado, carreteras hechas por la federación, telecomunicaciones, agua potable, pavimentación y todo lo que no les cause costo alguno, eso sí, siempre dispuestos a gastar millones en mayordomías, fiestas religiosas y jolgorios que determinan sus tradiciones, mientras no sea un gasto para mejorar sus aldeas, porque eso corresponde al gobierno de impuestos de todos los mexicanos, mientras los aldeanos no cooperen con nada al beneficio general, excepto el de pájaros y lagartijas a los que se debe cuidar en sus cerros y valles ecológicos.
“Proyectos mineros amenazan a pueblos mixtecos”, denunciando los inconformes las amenazas que enfrentan en sus aldeas por los proyectos. Miembros del Frente de Defensa del Territorio y los Recursos Naturales Puebla-Oaxaca, denuncian que los proyectos mineros establecidos desde la sierra norte poblana hasta la mixteca alta oaxaqueña atentan contra los ecosistemas de los municipios”… y si se llegan a realizar no solo sus aldeas desaparecerán sino que el planeta se acabará, continuando con esa dinámica retrograda ecológica de oponerse al desarrollo, dejando que recursos naturales del tipo que sea, en este caso minerales que pueden ser plata, oro, zinc e incluso las ahora valiosísimas Tierras Raras que valen más que el oro quilate por quilate: escandio, itrio, lantano, cerio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos: praseodimio, neodimio, samario, europio, gadolinio y los demás, se puedan aprovechar mejorando la calidad de vida de sus aldeas y del resto del país, porque es un hecho económico irrefutable, que si bien o mal los lugares donde se explotan minerales o aprovechan recursos naturales, como en todo, hay consecuencias deseables o indeseables, los lugares cambian y siempre los cambios son buenos nos guste o no, pero eso les tiene sin cuidado a pueblerinos y aldeanos que se han acostumbrado a vivir ruralmente beneficiándose de los inventos y tecnología que se fabrican en otros lugares, utilizando metales para sus vehículos, tractores, teléfonos móviles, computadoras y lo que se nos ocurra pueda mejorar o dañar las menas y explotaciones minerales, pero que no sean extraídos de sus pueblos, que según ellos deben quedarse tal como están, evitando así el progreso y desarrollo, incitando que niños y jóvenes procuren irse de esas aldeas a donde se viva mejor, porque ningún niño o joven nacido este siglo desea, ante el avance vertiginoso del mundo, quedarse a vivir en aldeas o caseríos donde no hay nada y a todo se oponen los nacidos el siglo pasado aún en el poder político.