Carlos R. Aguilar Jiménez.
Hemos vivido muchos años con inseguridad y miedo, atemorizados al subir a un autobús, taxi o asustados al salir de un cajero automático, de la misma forma que al caminar por calles o al dejar nuestro vehículo estacionado, además de temerosos al salir de casa por riesgo que la delincuencia saquee o roben en nuestro negocio, nos secuestren o asesinen, incrementándose ahora a esa horrible percepción de inseguridad y miedo, el temor a ser contagiados por Covid-19 en algún lugar debido a la necesidad que se tiene de salir a comprar víveres o realizar alguna actividad encontrándonos en vía pública con un infectado o, siendo nosotros los enfermos y sin saberlo contagiemos a otros, en una dinámica creciente de inseguridad y miedo.
En México mueren al día centenas de personas que son asesinadas por el crimen organizado o por situaciones distintas de violencia que llevan a la muerte mujeres y hombres en total y absoluta impunidad, muriendo en México al día más personas por la delincuencia y crimen organizado, que como consecuencia del Covid-19, porque aunque este gobierno prometió que la impunidad e inseguridad terminarían, han pasado casi dos años y la situación de inseguridad y miedo por asesinatos violentos es peor que antes, porque la impunidad es de 97 por ciento, siendo más letales, peligrosos y persistentes los delincuentes que el Covid-19, porque la inseguridad que genera el contagio y miedo al infectarnos y posterior enfermedad y probable muerte, pronto terminará, y seguramente para fin de año habrá pasado la pandemia a la historia, dejando secuela de crisis económica, recesión, desilusión, hiperinflación, desempleo y más pobreza, pero sin pandemia, enfermedad o contagios por Coronavirus y posibilidad que para entonces la ciencia haya inventado una vacuna, mientras que la inseguridad y miedo debidas a muertes causadas por el crimen organizado y narcotráfico seguirán igual o peor, muriendo más por crimen que por virus letal, porque en México lo de menos es matar, porque la policía, el gobierno, no hacen nada por castigar y encarcelar a delincuentes, excepto que cometan un delito en contra de alguien importante o las redes sociales con su influencia obliguen a los fiscales o jefes de policía a buscar para castigar a los criminales, como sucedió recientemente ofreciendo una recompensa de un millón de pesos por datos o informes que llevaran a la ubicación de un delincuente pudiente, pero si se tratara de cualquier persona, a los jefes policiacos no les interesa, porque suponen es normal la inseguridad y miedo, que no únicamente es hacia delincuentes y el virus Covid-19, sino también hacia los policías quienes como auténticos póngidos, cuando tienen oportunidad, amparados en el uniforme y miedo que infunden a quienes detienen en operativos de vialidad, retenes y parapetos, extorsionan, detienen y asaltan a los ciudadanos de a pie, en moto y demás vehículos, viviendo en un entorno de incertidumbre, inseguridad y miedo porque los delincuentes saben que no serán detenidos y el Covid-19 si será detenido y hasta eliminado.