Carlos R. Aguilar Jiménez.
Cuba, isla del Caribe que aún mantiene un obsoleto régimen comunista, totalitario y además bloqueado económicamente, país al que no volvería nunca más luego de experimentar su pobreza, carencias, falta de libertad individual, educativa y financiera, donde lo único que se permite leer es lo que autoriza el gobierno, que carece de internet libre y todas las libertades democráticas, también engaña al resto del mundo, especialmente a mexicanos que todavía creen en ideologías marxistas de moda a mediados del siglo pasado, creyendo en pleno siglo XXI que la medicina que se practica en Cuba es mejor que la de México, logrando engañar a autoridades de CDMX y, con pagos, que no se le entregaron a los médicos, sino al gobierno cubano, trajeron médicos cubanos a ocuparse en hospitales, porque en cuba está prohibido hacer negocios o realizar cualquier tipo de comercio privado, porque según Cuba los negocios son parte del infame capitalismo o neoliberalismo.
Cuba como país despótico que desprecia la democracia es una nación atrasada y obsoleta que se quedó con tecnología de los años 50, igual que sus automóviles, donde si bien durante el tiempo de comunismo soviético recibió ayuda de la URSS, una vez que el soviet supremo colapsó, se acabó para Cuba la ayuda económica y asistencia técnica, convirtiéndose en un país atrasado, donde la ciencia y tecnología no existe, principalmente la sabiduría médica que requiere conocimientos y equipos de capitalistas, formulas químicas propiedad de EU o Europa, sofisticados y complejos dispositivos que si tienen hospitales y médicos de México, Houston, Quebec o Miami donde se van a curar o tratar clínicamente los adinerados que entienden y saben la medicina científica moderna más avanzada está en países desarrollados o incluso en México, no en la Habana donde hasta creen en la superstición homeopática y terapias de dudosa credibilidad. Ningún médico cubano ha recibido un premio Nobel como lo han recibido decenas en EU y Europa, por ejemplo, porque los cubanos carecen de libertad y eso los condiciona a pensar en función de ideologías políticas, como sucedió en la URSS con Lysenko quien fue un ingeniero agrónomo que en la década de los 30 condujo a una campaña de ciencia agrícola oficial conocida como Lysenkoismo, que explícitamente iba contra la agricultura genética-científica-capitalista, pero cumpliendo con la ideología comunista arruinó la economía de la URSS porque Lysenko le dijo a Stalin lo que quería escuchar, lo que le dejara contento, no lo que era científico y utilizaba desde entonces en el mundo libre capitalista, de la misma forma que ahora sucede en CDMX donde los médicos cubanos o su gobierno comunista seguramente dijeron a la jefa de gobierno lo que quiere escuchar, no la realidad, una realidad que hubiera sido incuestionable si hubieran traído médicos estadounidenses o europeos, que si bien saben lo mismo que los mexicanos, lo importante es que conocen las más avanzadas tecnologías médicas y utilizan siempre sofisticados instrumentos clínicos, no los rudimentarios equipos que tienen en la isla.