Carlos R. Aguilar Jiménez.
Derivando de epidemia y pandemia como enfermedad generalizada, de las raíces griegas que significan: Pan-todo y demos-pueblo o reunión o todo el pueblo, y en perspectiva médica: enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o individuos de una región, durante esta pandemia de coronavirus en diarias conferencias de prensa el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ha utilizado para defenderse de las criticas y objeciones que hacen de sus datos, especialistas, analistas y periodistas, la palabra “infodemia”, como una especie de epidemia, pero de información falsa, porque el Dr. Gatell, de la misma forma que su jefe, él tiene sus datos y todo lo que le refute o contradiga en los medios es parte de la infodemia creada por sus adversarios para desacreditarlo.
‘Como digo una cosa, digo otra’, decía una comediante de la televisión, desdiciendo lo que había dicho o afirmado antes sin preocuparse de consecuencias al saber no habría quien sancionara o responsabilizara por sus deslices o aciertos, como sucede con las estadísticas del gobierno federal que, según sus datos, el máximo de la pandemia sería alrededor del 8 de mayo, después a finales de ese mes, luego la siguiente semana y así hasta llegar a mediados de julio, siempre en curva ascendente; porque la realidad es que al margen de lo que diga el Dr. Gatell, como “la chimoltrufia”, la pandemia terminará cuando termine, cuando sea, en un mes, en octubre o el año próximo, mientras la infodemia de ataques a sus estadísticas, como dice el Dr. Gatell, continuará, siendo igual que su jefe ––el funcionario más atacado de todos los tiempos–– y es que, al no existir antes redes sociales, los únicos que podían comentar y formar opinión eran los periodistas y columnistas de prensa, radio y televisión, quienes ahora han sido superados por la opinión pública de las redes donde toda la población puede generar tendencia, opinar, criticar, refutar y hasta aprobar o reprochar, sin que los políticos, gobernantes o funcionarios puedan acallar las voces, convirtiendo su predisposición o directriz en juicio y condena a quienes en el gobierno cometen errores, fraude o engaños, por lo que la decisión de López-Gatell de dejar de informar diario sobre sus cifras del Covid-19 es su salida política a los errores y traspiés que ha cometido, porque al tratarse de asuntos estadísticos, matemáticos, exactos y probabilísticos, se aceptan variables con cierta proporción y fechas relativas, pero no tan desacertadas e inexactas como las que dice diario en conferencias de prensa y entrevistas radiofónicas, que varían por meses sus cálculos y no tienen la menor certeza respecto de lo que aun nos espera en la pandemia e infodemia, excepto que se carezca de escepticismo y capacidad de refutación para aceptar como verdad lo que diga el gobierno, porque como escribió Albert Camus: “Cada vez que oigo o leo un discurso político, me asusta el hecho de no encontrar en él nada que tenga un acento humano; siempre son las mismas palabras que van repitiendo las mismas mentiras”.