Carlos R. Aguilar Jiménez.
La historia de la humanidad se refiere a diferentes épocas para clasificar los sistemas de gobierno o régimen que la civilización ha elegido para administrar y regir sus estados o países, que después de la etapa de cazadores recolectores cuando no se necesitaba de jerarcas, al convertirnos en sedentarios las circunstancias nos condicionaron hubiera quien tomara decisiones para beneficio de todos, apareciendo de inmediato los abusones, que según establece el aforismo:” El que reparte se queda con la mejor parte”, como sigue sucediendo hasta nuestros tiempos sin excepción, no obstante la publicidad oficial que exalta una cuarta transformación en la que no hay abusones.
Monarquías, señoríos e imperios derivaron en feudalismo, capitalismo o neoliberalismo que en algunos países se transformó en socialismo y comunismo, con la intención de exterminar la libre empresa y propiedad privada, pretendiendo distribuir la riqueza, que en realidad se transforma en repartir la pobreza, porque si se expropia a capitalistas o adinerados su riqueza, dejan de ser ricos para convertirse en pobres y el resto siguen siendo pobres o paupérrimos, surgiendo en esta dinámica social de administraciones, gobierno y poderíos, el cuatroteismo y los cuatroteistas, creyentes devotos de que en México esta ocurriendo una cuarta transformación, similares a las tres anteriores clasificadas por los historiadores que transformaron al país, y ahora dicen vivimos la 4T, según se repite cada mañana en palacio nacional donde vive el presidente que decidió no vivir en la residencia oficial de Los Pinos para vivir en un Palacio, un lugar emblemático y extremadamente lujoso, lleno de boato, suntuosidad y opulencia donde por cualquier lugar que se camine se está rodeado de los más excelsos e ilustres salones, estancias y muebles, además de de obras de arte y objetos preciosos, infinitamente superiores a los que se encuentran en los Pinos, que no obstante las viviendas de los anteriores presidentes son una mansión, no existe comparación con los pomposos salones de Palacio Nacional.
Carlos Martin, columnista de Milenio creo es quien acuñó el término cuatroteista, muy bien aplicado, porque de la misma forma que comunistas, socialistas, capitalistas, maoístas, estalinistas, porfiristas o franquistas, sus seguidores son recalcitrantes defensores de todo, sin que exista posibilidad para la refutación o duda respecto de las ocurrencias del gobierno, dado que cuando se aliena y alinea alguien con determinado régimen, no existe argumento alguno que pueda cambiar la fe, el dogma o credo del creyente, ya sean afirmaciones religiosas o políticas, porque el devoto se ha dicho a si mismo, con una disociación cognitiva, que lo que se cree es la Verdad y nada más que la verdad, descalificando lo demás, principalmente lo que va en contra de su fe cuatroteista.